Miguel Ángel Sevilla »
Para Paula, de Tucumán, y Violeta y Miguel, de Madrid
¿Cómo es que la luna que era de yeso un día se ha vuelto redonda y de queso? ¿No sabe, señora, lo que ha pasado? ¿No sabe, vecina, quién la ha cambiado? Cuando era de yeso, la luz que le daba la hacía lucir color de manzana. Cuando se nublaba, sola, en el cielo, era la viudita que vive en el huerto. Cuando amanecía, cuando era de yeso, estaba, me acuerdo, pintada en un lienzo Y al anochecer, cuando había dos novios, se nos sonrojaba la luna de yeso. Pero ahora, de queso, todos la quisieran. La comen con pan, con dulce de leche, y hasta con arrope La comen los changos, y en algunos barrios sin dulce, con agua. Si nadie hace nada, señora vecina, un día en la esquina habrá solo noche. No habrá más luna, Y en Tafi del Valle los gauchos que cantan serán gauchos mudos. ¿Qué hará Tucumán si no tiene luna? ¿Y qué harán los charcos sin quien los alumbre? Habrá que hacer algo, señora vecina, decirle al gobierno que compre otra luna. ¡Que nos den subsidios! ¡Nos come la luna, todo el changuerío con mate cocido! Porque tienen hambre, señora vecina, se comen la luna incluso de día. ¿Qué haremos sin ella por sobre los cerros? ¡Nos están robando la luna del cielo! Y usted no hace nada, señora vecina, ¡O se ha vuelto sorda o se ha vuelto muda!
23/03/2007