El efecto alejandrita es un fenómeno óptico que se observa en algunas gemas, especialmente en el mineral crisoberilo (óxido de berilio y aluminio, BeAl2O4). El término “alejandrita” proviene de una variedad de crisoberilo que muestra este fenómeno de manera muy pronunciada y que fue nombrada en honor al zar Alejandro II de Rusia. Es un fenómeno raro y apreciado en gemología, y las alejandritas de alta calidad con un cambio de color pronunciado son gemas muy valoradas en joyería.
El efecto se manifiesta como un cambio de color en la gema cuando se expone a diferentes fuentes de luz. En condiciones de luz diurna o luz blanca, la alejandrita suele mostrar un color verde o azul verdoso. Sin embargo, cuando se ilumina con luz incandescente, de una vela o de ciertas bombillas, la vemos de color rojizo o púrpura. Este cambio de color es muy notorio, lo que hace que la alejandrita sea una de las gemas más apreciadas.
Causas
El efecto alejandrita se debe a una combinación de características específicas de la luz, la absorción espectral del mineral y la sensibilidad del ojo humano a diferentes longitudes de onda de la luz.
El principal mecanismo implicado es la absorción de luz. Cuando la red cristalina del mineral está impurificada con trazas de elementos de transición como el cromo, el vanadio, el manganeso o hierro que sustituyen al aluminio, dichos iones pueden absorber preferentemente ciertas longitudes de onda de luz, lo que supone la percepción de diferentes colores en diferentes condiciones de iluminación.
Por ejemplo muestran el mismo color a la luz del día que con luces fluorescentes, ya que el espectro de ambas es similar, pero responden de otro modo a luces más cálidas como las emitidas por las velas.
El otro factor que explica en parte el fenómeno está relacionado con las características de percepción de nuestros ojos. Por ejemplo, en general el ojo humano es más sensible a las longitudes de onda verdes. En general, el efecto se puede considerar un tipo de metamerismo, que es un fenómeno fisiológico relacionado con la forma en que el sistema visual humano procesa las entradas de luz tanto de un objeto como de su entorno (incluida la fuente de luz), generando una percepción subjetiva de uno u otro tono de color dependiendo del color dominante de la iluminación (es decir, la temperatura de color).
Además de la alejandrita, varios otros minerales presentan este efecto, como algunos zafiros de cromo y vanadio, espinelas, granates, diásporas, fluorita, cianita, monacita, granate, turmalina u oxalatos de tierras raras. También se fabrican algunas gemas artificialmente para que tengan este efecto.