viernes, 19 diciembre 2025

Restauran el Jardín de Hércules de Pompeya

Pompeya fue un espacio lleno de vida vegetal, de fragancias y colores, pues la ciudad contaba con jardines y huertos cuidadosamente cultivados. Tenía más de 400, como indican los surcos, raíces y semillas preservados bajo la ceniza del Vesubio, que sepultó la ciudad en el año 79 d.C.

Hoy, uno de esos espacios ha sido restaurado: el Jardín de Hércules, un lugar que florece nuevamente con rosales, violetas, cerezos, ruscos y vides. Este jardín, situado en una casa donde se cree que se fabricaban perfumes, muestra cómo la naturaleza era parte esencial de la vida cotidiana pompeyana.

Jardín de Hércules de Pompeya / Parque Arqueológico de Pompeya.

Durante las excavaciones, los arqueólogos hallaron frascos de vidrio y terracota que probablemente contenían ungüentos hechos con esencias florales. También se descubrieron enrejados, hoyos donde crecieron olivos y un avanzado sistema de riego. El agua entraba por una abertura en el muro y fluía por canales que rodeaban los cultivos. Grandes tinajas de arcilla, llamadas dolia, almacenaban el agua para su uso posterior. Si una planta necesitaba riego adicional, el jardinero podía extraer el agua directamente de una dolia.

El Jardín de Hércules no era muy grande y quizá no producía perfumes a gran escala, pero pudo haber servido para experimentar con fragancias (se necesitarían unas 2000 rosas para obtener una sola cucharadita de perfume, cuya fragancia solo duraría una semana, según apuntan algunos especialistas).

Jardín de Hércules de Pompeya / Parque Arqueológico de Pompeya.

Además de su función productiva, el jardín era un lugar de descanso. Contaba con un pequeño templo y una hornacina sombreada donde se podía comer. En su entrada, una inscripción en latín dice: “Cras Credo” —“mañana tendremos crédito”—.

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