Olga C. Vilanova Císcar »
¿Has pensado alguna vez adónde van a parar las miles de toneladas de cáscara y pulpa de naranja que quedan como residuo cada vez que nos tomamos un zumo?
Hasta ahora, cada vez que una persona se bebía un zumo de naranja generaba un residuo que no era gestionado, y si esto lo trasladamos a empresas agroalimentarias que fabrican zumos de forma industrial, pues estamos hablando de millones de toneladas de desechos que eran altamente contaminantes para el medio ambiente.
Todos éramos capaces de entender esta relación:

Pero no éramos capaces de ver esta otra:

Gracias a la ciencia y a la tecnología se ha podido dar salida a todas esas toneladas de desechos que hasta ahora eran un problema. Se revalorizan transformándolas en nuevos productos de alto interés, pudiendo decir que de los cítricos se aprovecha absolutamente todo.


- El zumo. Ni que decir tiene que se trata de un alimento rico en vitaminas que además contiene flavonoides muy importantes para nuestra salud por su acción antioxidante.
- El pellet se consigue tras la deshidratación de la materia sólida de los desechos antes mencionados y posterior granulación; éstos van dirigidos a la alimentación animal.
- El d-limoneno se extrae de la cáscara; tras prensar el material, el licor de prensa se hace pasar por una centrífuga y se traslada a un evaporador de tres efectos consiguiendo separa por un lado el d-limoneno, por otro lado agua y por otro lado se concentran los sólidos, llamados melazas. El d-limoneno tiene un importante mercado comercial pues es aplicable a distintas industrias. Se utiliza como disolvente orgánico biodegradable, se utiliza como aromatizante y saborizante natural, se utiliza también en la fabricación de insecticidas e incluso recientemente se ha observado que tiene efectos anticancerígenos.
- El bioalcohol se obtiene tras la fermentación alcohólica de las melazas anteriormente mencionadas y posterior destilación. Lo innovador de este punto es que no es cuestionado como los primeros biocombustibles, ya que no emplea alimentos como materia prima sino desechos. Es un combustible viable para introducir las energías limpias en el transporte y reducir así el consumo del petróleo. También podría utilizarse como biocombustible para estufas de bioalcohol, dando una alternativa ecológica a las antiguas estufas de leña.
Finalmente, solo comentar que todo este gran avance ha tenido repercusión en la otra parte del mundo:


¡Y pensar qué hasta hace un tiempo era un subproducto del que era imposible deshacerse, con un gran impacto para el medio ambiente; y hoy en día es una solución ecológica!