[Los venenos del “sudeste”
de la tabla periódica / 4]
Mercedes Iriarte Cela »
En 1898 el matrimonio Curie aisló el elemento 84, el polonio. Llevaban tiempo trabajando con materiales radiactivos como el uranio cuando en su empeño por purificarlo, Marie Curie observó que el residuo que dejaban las sucesivas purificaciones era 300 veces más radiactivo que el propio uranio.
Entusiasmados con los albores de un nuevo descubrimiento alquilaron un cobertizo que había sido morada de cadáveres en su paso por el arte de la disección, y allí, en tan idílico lugar retomaron la reducción de kilos y kilos de pecblenda, un mineral de uranio. En el centro del cobertizo colocaron un caldero donde cocían el mineral mientras removían constantemente con una barra de hierro como si de una pócima mágica se tratara. Y debieron consumir muchos kilos de pecblenda porque sólo se encuentra polonio natural a razón de 100 microgramos por tonelada de mineral de uranio.
Por fin, después de muchos años de investigación consiguieron aislar dos nuevos elementos que resultaron ser los más radiactivos conocidos hasta el momento: el polonio y el radio. Marie bautizó al primero de ellos como polonio en honor a su origen, pues era polaca de nacimiento aunque francesa de adopción. En aquel momento Polonia no era independiente y pensó que otorgar ese nombre al recién descubierto elemento haría que la comunidad internacional pusiera los ojos en su anhelado país. Parece ser que no tuvo el efecto esperado aunque le otorgaron el Premio Nobel de Química por este descubrimiento.
Pero volvamos al elemento. Existen varios isótopos de polonio: 208Po, 209Po y 210Po. Este último es el que encontró Madame Curie. Su vida media de desintegración es de 138,4 días.
El polonio-210 es el veneno de la era nuclear; su rápida desintegración emitiendo partículas α (42He) hace que estas ataquen a las células, los riñones o la médula ósea. Es 250.000 veces más venenoso que el arsénico.
Como el talio, tiene predilección por dejar calvas a sus víctimas; el mundo entero recuerda la imagen del ex agente del KGB Alexander Litvinenko postrado en una cama de hospital con la cabeza yerma de pelo. Parece ser que este empleado del KGB se interesó en investigar a los altos cargos de la mafia rusa y su vinculación con jefes del gobierno ruso además de facilitar información sensible a Estados Unidos como si fuera un agente doble. En noviembre de 2006 Alexander Litvinenko empezó a encontrarse mal unos días más tarde de haber sido envenenado con polonio-210. No se conoce bien de qué forma tomó el polonio; los lugares donde estuvo el ex agente antes de enfermar son varios y se habla de un sushi contaminado en un restaurante londinense, una taza de té en el hotel Myfair convenientemente aderezada por antiguos compañeros del servicio de seguridad o un café macchiato de una cafetería ambulante. En cualquier caso el resultado fue que Alexander Lirvinenko murió 21 días más tarde.
Recientemente otro caso de posible envenenamiento por polonio ha saltado a las páginas de los medios informativos. Yasser Arafat falleció el 11 de noviembre de 2004 en un hospital militar de Paris. En el mes de octubre del mismo año empezó a encontrarse mal después de una comida y su salud empeoró rápidamente sin que pudiera identificarse con claridad la causa de la enfermedad. Un informe emitido ahora por el Instituto de Radiofísica del hospital universitario de Lausana afirma que se han encontrado en el cadáver niveles de polonio-210 unas 18 veces superiores a los niveles normales, lo cual induce a pensar que pudiera haber sido envenenado con este elemento químico.
Conspiraciones aparte, el uranio, el polonio y el radio afectaron también a su descubridora Madame Curie, que después de quedarse ciega murió el 4 de julio de 1934 a causa de una anemia aplásica. Claro que a Pierre Curie, su marido, no le dio tiempo a observar en sus propias carnes los efectos de la radiactividad pues a la temprana edad de 47 años fue atropellado por un coche de caballos en la mañana del 19 de abril de 1906.
Bibliografía
- La cuchara menguante y otros relatos veraces de locura, amor y la historia del mundo a partir de la tabla periódica de los elementos. Sam Kean. 3ª edición. Ed. Planeta. 2012.
- Química inorgánica. Enrique Gutiérrez Ríos. 2ª edición. Ed. Reverté. 2000.
- Diario ABC digital. http://www.abc.es/internacional/20131106/abci-arafat-polonio-envenenado-201311061717.html
- Marie Curie y su tiempo. J.Manuel Sánchez Ron. Ed. ABC, S.L. 2000