lunes, 2 octubre 2023

“Kid glove killer”: resolviendo un crimen con un espectrógrafo

Al azar

Kid glove killer fue el primer largometraje de Fred Zinnemann, el director de la muy celebrada Un hombre para la eternidad (llamada en Hispanoamérica Un hombre de dos reinos). Pero quizá otro nombre aceptable podría ser El asesino del guante de seda.

Quizá se podría traducir literalmente por El asesino del guante de seda y fue concebida como una producción de serie B, pero muchos críticos coinciden en que resultó suficientemente sólida como para retirarle esa etiqueta. 

La pareja protagonista la forman un químico de la policía, Gordon McKay (Van Heflin), y su perspicaz ayudante Jane Mitchell (Marsha Hunt). Juntos recurren a diversas técnicas fisicoquímicas para averiguar quién mató a un alcalde.

El guion es del estilo de las películas de Colombo: se sabe quién es el asesino, pero la dificultad está en demostrarlo con pruebas científicas irrebatibles. En ese sentido, la película es un antecedente de los modernos films de investigación forense.

Buena parte de los 74 minutos de la acción están dedicados a las investigaciones de los científicos, que utilizan un espectrógrafo para buscar trazas de vanadio procedente de una bomba.

También se estudian cabellos, un cortauñas (en busca de restos de pólvora que pueden haber quedado en la uña del criminal) e incluso un cortador de puros que sospechan que se podría haber usado para manipular los cables de la bomba…

La película no fue vista por mucha gente, pero costó muy poco para lo buena que resultó. Se rodó en apenas tres semanas. No solo debutó con ella su director, Zinnemann, sino el actor principal, Van Heflin. Marsha Hunt, la protagonista femenina, tuvo posteriormente una carrera cinematográfica interesante. Como curiosidad, en la película aparece Ava Gardner en un corto papel de camarera de un restaurante de esos que sirven a los clientes en sus coches; esta actriz consideró que había hecho su papel tan mal que estuvo a punto de dejar la interpretación. También se ve fugazmente a Robert Blake, que entonces tenía solo 9 años.

- Publicidad -

Relacionados

Dejar un comentario

- Publicidad -

Últimos artículos