
El quino (Cinchona officinalis) es un árbol que se da en varios lugares del continente americano. A su corteza se le llama quina y sus cocimientos han sido empleados tradicionalmente en los lugares donde el árbol crecía como excelentes febrífugos. También es un tónico, por lo que se puede beber como aperitivo, y tiene propiedades antisépticas y astringentes. El secreto radica en los alcaloides que posee: quinina, quinidina, cinconina y cinconidina, aparte de taninos proantocianidoles dímeros y trímenos y otros compuestos como ácidos orgánicos (ácido quinotánico, rojo cincónico) o compuestos terpénicos. Pero, claro, todo esto no se conocía en el siglo XIX.

En el siglo XIX la ciencia no sabía mucho de la química del vegetal, pero los botánicos sí sabían describirlo muy bien, como lo refleja un artículo de la revista El Museo Mexicano (primera época, tomo II, 1843) en el que su autor, P. S., se refiere a una de las variedades, la quina naranjada.

Entre las diferentes especies de quina, de este vegetal benéfico cuyas virtudes son tan conocidas, una de las mas apreciadas es la llamada vulgarmente quina naranjada (Cinchona lancifolia, de Mutis), que representa la lámina adjunta. Pertenece, como todas las especies de este género, á la familia de las rubiáceas: (pentandria monoggnia, de Lineo),
(P. S.: El Museo Mexicano, 1843),
Es un árbol de treinta á cuarenta pies de elevación, sus hojas son opuestas de figura de lanza, tienen dos pulgadas de largo y están acompañadas de estípulas lanceoladas y muy pequeñas. Las flores son de color rosado y se presentan de tres en tres, por las divisiones de la pedúncula: el cáliz es de una pieza con cinco dientes: la corola, de un pétalo en forma de embudo un poco encorvado, con cinco divisiones iguales; los estambres, en número de cinco y menores que la corola; el -pistilo es mayor que los estambres, con el estigma hendido en dos partes; el fruto (cápsula) es oblongo, estriado, con dos celdillas que encierran muchas semillas membranosas por los bordes.
Esta especie indígena de la América del Sur, crece en las cercanías de Pampamarcha y Chachuassi. Su corteza, compacta y de color pardo por fuera, es de color amarillo claro interiormente.

En Perú y Ecuador
Se sabe que la corteza del quino ya era utilizada como medicamento por culturas precolombinas del Perú y Ecuador. El jesuita Alonso Messia Venegas la llevó a Europa en 1631 a petición del farmacéutico del Colegio Máximo de San Pablo de Lima, el también jesuita Agustino Salumbrino, que había observado sus virtudes curativas en Perú. La propia Compañía de Jesús se encargó de difundir su uso.
Después, conforme pasaba el tiempo los ingleses, franceses, holandeses, norteamericanos… se fueron dando cuenta de que la planta no solo era una fuente de salud (la llamaban febrífugo absoluto), sino de riquezas. La corteza milagrosa se vendía a precio de oro y comenzó a ser demandada cada vez más, llegando a una sobreexplotación intensa que ha provocado que haya llegado a estar en peligro de extinción.

La condesa de Chinchón
Dicen que el nombre del género de esta planta, Chinchona o Cinchona, viene de la condesa de Chinchón, esposa del virrey del Perú, conde de Chinchón, allá por la primera mitad del siglo XVII. La señora cayó enferma de paludismo y solo se curó cuando una nativa le dio a beber un cocimiento de quina.
La quina constituye uno de las materias primas empleadas en la fabricación de la bebida tónica (y medicinal) denominada amargo de Angostura.
La quina ha sido tan importante en la historia del Perú que en su escudo figura un quino representando las riquezas vegetales del país. Actualmente, la especie está en peligro de extinción
