Juan Rodríguez-Losada Allende »
La panga y, en menor medida la perca, son de los pescados más consumidos en España desde hace algunos años. Tanto es así, que España es el tercer importador de panga del mundo por detrás de Rusia y Polonia.
La razón fundamental no es otra que su comodidad; son pescados que se presentan en el mercado sin espinas, tiene pocas grasas y calorías, su carne es blanca y jugosa, fácil de preparar y, lo más importante para muchos consumidores; es muy barato.
A continuación se hace una descripción un poco más detallada de cada uno de estos peces.

Panga
Pangasius hypophthalmus es un pez de agua dulce perteneciente a la familia de la Pangásidos, omnívoro y que solamente vive en ríos y lagos asiáticos de Camboya, China, Malasia o Tailandia.
Es un pez migratorio, concretamente potádromo[1], lo que dificultó mucho su cría en cautividad; nace en un lugar del río, vive en otros puntos del mismo río y vuelve para reproducirse a su lugar de origen. Sin embargo, a pesar de que su cautividad no era compatible con su forma de vida, es una práctica que se ha conseguido llevar a cabo de forma rentable desde hace unos pocos años.

El que se consume en Europa, y por ende en España, mide aproximadamente un metro de largo y su forma recuerda mucho a un tiburón. Así mismo, los ejemplares que llegan a nuestras mesas proceden de granjas acuícolas de los mencionados países, principalmente vietnamitas (río Mekong).
La forma de cultivo es en las llamadas cajas flotantes colocadas sobre las mismas charcas y ríos a las que se arroja directamente el alimento de estos animales; restos de peces muertos, huesoso, mandioca (harina típica del América del Sur) y residuos de soja y grano a una temperatura media de 28ºC.
Lo que consiguen con esta forma de cultivo es un rápido engorde de los peces, que llegan a hacerlo hasta 4 veces más rápido que especies que crecen en medios “naturales”.

Perca
Lates niloticus es una especie de pez de la familia Latidae. La perca que comemos en España se pesca en el lago Victoria situado en la zona centro-oriental de África (Uganda, Kenya y Tanzania).

En realidad se trata de una especie originaria del río Nilo, que fue introducida en el lago Victoria en los años 60. Es una especie típica de explotación intensiva que se ha introducido en numerosos cursos fluviales.
Debido a su gran voracidad[2] y tamaño, compite en estos casos con las poblaciones autóctonas produciendo efectos devastadores para éstas, con la consecuente extinción de las especies nativas.
¿Cuál es el problema con estos peces?
Todo el cuestionamiento acerca del consumo de estos dos pescados viene a raíz de la denuncia de un eurodipuado a la Comisión de Pesca de la UE sobre la importación de los filetes de panga de Asia y los controles que se están llevando a cabo sobre los mismos.
Aunque desde la comisaría de Sanidad de la UE se negara la detección de problemas en las importaciones de panga y perca, se analizaron 8 ejemplares de panga adquiridos en diferentes supermercados de Vigo en el laboratorio de referencia gallego Anfaco-Cecopesca.
El resultado fue que en 6 de las 8 muestras analizadas se encontró la presencia de Listeria monocytogenes, bacilo causante de la listerosis[3], y en una de ellas, además, restos de la bacteria portadora del cólera (Vibrio cholerae).
Posteriormente, la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) revisó 23 muestras de panga (17 frescas y 6 congeladas) y otras 6 de perca encontrando en 4 de las muestras de panga mercurio y pesticidas y en las de perca solo mercurio, cuyo origen está en el uso de sustancias prohibidas en el marco europeo pero permitido en las granjas de cultivo asiáticas según declara el Consejero económico y comercial de la Embajada de España en Vietnam.
Sin embargo, la OCU asegura que estos residuos contaminantes están dentro de los límites legales (0,5mg/kg en el caso del mercurio y 0,02mg/l en el de la trifluralina) y no suponen un riesgo inmediato para la salud, recomendando, no obstante, no consumir estos pescados más de una vez por semana[4].
A continuación se describe de forma más detallada la problemática de los citados contaminantes:
Mercurio
Como es el caso, la fuente de intoxicación más habitual de este metal es la ingesta de alimentos contaminados. Suele estar en elevadas concentraciones en pescados como el atún, emperador y, como se ha visto, en la panga y perca, los cuales toman y acumulan el mercurio de entornos acuáticos contaminados por dicho metal.
Su toxicidad depende del estado en el que se encuentre: los compuestos inorgánicos de mercurio son menos peligrosos (ya que se excretan rápidamente por la orina) que los compuestos organomercúricos, los cuales presentan una mínima eliminación urinaria, especialmente el metilmercurio que se queda retenido en los tejidos grasos del cuerpo.
La dosis inocua máxima para ingestión es de 30mg/persona-día y el límite legal establecido en aguas potables es de 1μg/l, concentración que se debe estar superando en los ríos y lagos donde se cultivan los peces objeto de estudio.
Su acción nociva para el organismo consiste en la destrucción de los glóbulos rojos, cambios cromosómicos (mutaciones), tumores cerebrales (ya que los compuestos orgánicos de mercurio atraviesan fácilmente la barrera hematoencefálica),… Los síntomas más frecuentes por la intoxicación con mercurio se manifiestan en una pérdida de apetito y peso, inflamación de las encías, temblores, alteraciones psíquicas, convulsiones,…
Sus principales fuentes son:
- Producción de aparatos eléctricos
- Industrias cloro-álcali
- Uso como fungicida en pinturas
- Agricultura
Debido a su gran afinidad por los grupos de azufre, la forma de acumularse en los organismos es:
Proteínas-SH + CH3Hg+ → Proteínas-S-Hg-CH3 → CH3HgCl
siendo lipofílico el segundo compuesto, por lo que su acumulación se producirá esencialmente en los tejidos grasos de los peces afectados.
Pesticidas: trifluralina (C13H16F3N3O4)
La trifluoralina es un herbicida selectivo de preemergencia empleado en diversos cultivos contra las denominadas “malas hierbas”, estando su uso prohibido en Europa.
Su modo de actuación es inhibiendo el crecimiento al actuar sobre la división celular y nuclear, así como interfiriendo sobre la fotosíntesis y la respiración de las plantas.
Como muchos otros herbicidas, tan solo un pequeño porcentaje llega al foco del problema, atacando en este caso a las malas hierbas, mientras que el resto se encuentra circulando por el ambiente. Tiene de poca a moderada persistencia en el ambiente, de entre 6 a 8 meses.
En el medio la encontraremos:
- En el aire: está presente como vapor y partículas. El vapor es degradado en la atmósfera mediante reacciones fotoquímicas medidas por radicales hidroxilo y las partículas son eliminadas por deposición seca o húmeda, pasando a la dinámica edáfica o del agua.
- En el suelo: presenta una movilidad de baja a moderada. Su vida media en sistemas terrestres varía de 118 a 202 días dependiendo del tipo de suelo.
- En el agua: su solubilidad en agua es baja, no obstante, los procesos de biodegradación y fotodegradación pueden generar metabolitos polares que pueden contaminar fuentes de agua, convirtiéndose en un material altamente tóxico para los organismos de vida acuática.
Los principales daños de la trifluralina son al riñón, a la sangre, y ligeramente al hígado. Así mismo, al contener naftaleno[5], se ha demostrado la aparición de cáncer en algunos animales de laboratorio por la exposición repetida a este pesticida.
Al tener poca afinidad por el agua y tener afinidad por las grasas, en los organismos contaminados aparecerá asociada a tejidos grasos, especialmente del riñón.
Como vemos, ambos contaminantes de los dos peces objeto de estudio son bioacumulacbles, lo que da lugar a su consecuente biomagnificación: “teniendo en cuenta que estos pescados se sirven en comedores escolares, hospitales y demás establecimientos, las personas pueden llegar a comerlos varias veces por semana, por lo que al final la ingesta de mercurio puede llevar a ser significativa” subraya la OCU.
Todo esto, unido a las carencias nutricionales que el gerente de APROMAR, Javier Ojeda, le atribuye a la panga por no contener cantidades significativas de aceites Omega 3 ni otros nutrientes esenciales que sí están presentes en los pescados tradicionalmente comercializados en España hacen dudar a los organismos españoles de por qué en Estados Unidos han prohibido su importación a raíz de su sospecha de que contenían sustancias contaminantes y antibióticos y Europa sigue teniendo abiertas sus fronteras a la importación de estos pescados.
La Comisaria de Sanidad puntualizó al respecto que su departamento puede prohibir las importaciones de panga y perca si se detectan problemas sanitarios con estos productos, cuyo control se efectúa tanto por funcionarios comunitarios como por parte de las autoridades competentes de puestos fronterizos de cada país.
A continuación se propone un método analítico para la determinación del mercurio en muestras de pescado y otro para la determinación de pesticidas, concretamente de la trifluralina en muestras de pescado.
[1] Migran sólo en aguas dulces.
[2] Está incluida en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
[3] Es una infección debida a la bacteria Listeria monocytogenes. Una zoonosis poco frecuente en humanos, pero extremadamente grave con poca morbilidad, pero muy alta mortalidad.
[4] Pensemos que los metales pesados son bioacumulables en organismos vivos, por lo que el consumo reiterado de pescado contaminado con este tipo de contaminantes puede ocasionar un aumento excesivo de la concentración en el cuerpo.
[5] La trifluoralina de gran pureza (99% de riqueza en adelante) no tiene propiedades mutágenas. La trifluoralina técnica, que es la que se utiliza en los pesticidas y se comercializa, con un grado de impureza bajo, puede contener ciertos contaminantes que la hagan más peligrosa para la salud.