J. M. G. V. (UNED) »
Los egipcios de la 26ª Dinastía (664-525 a. C.) tenían sus propias recetas a base de ciertos aceites aromáticos y antisépticos, betunes, breas, resinas y grasas animales para embalsamar a las momias. La naturaleza exacta de estas sustancias la han podido determinar unos químicos por cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas; los resultados los han publicado en la revista Nature y han permitido llegar a conclusiones que van más allá de meras identificaciones químicas; al contrario, han servido para arrojar nueva luz sobre las relaciones comerciales de los antiguos egipcios e incluso para encontrar una traducción a dos palabras cuyo significado exacto no se conocía: antiu y sefet. Estos vocablos figuran en varias de las vasijas en las que estaban las sustancias de embalsamar; es decir, estaban indicando su contenido. Así que, averiguado el contenido, palabras traducidas.
Han sido en total 31 vasijas con ungüentos las que se han encontrado en un taller subterráneo de momificación en Saqqara, que era la necrópolis principal de la ciudad de Menfis. Debe tenerse en cuenta que una identificación de sustancias de este tipo es mucho más compleja de lo que pudiera parecer. En primer lugar, los ungüentos se encontraban en mal estado de conservación, como cabe esperar del paso de dos milenios y medio. En segundo lugar, los aceites esenciales o las grasas animales no son sustancias simples, sino mezclas de decenas o centenares de compuestos químicos naturales. En tercer lugar, el estudio se hizo por cromatografía, técnica que se fundamenta en comprobar si las sustancias desconocidas analizadas responden del mismo modo que unas sustancias que se usan como referencia y que se supone que son las mismas que las analizadas. Es decir, se trata de una laboriosa técnica de comprobación por prueba y error. Esta imagen recoge dos de los cromatogramas obtenidos y varios espectros de masas, que ayudan mucho a la identificación.

Dado que un aceite esencial o una grasa animal en realidad es una mezcla de compuestos químicos, el procedimiento para identificar el aceite o la grasa es encontrar en ellos los compuestos que se consideran más específicos; estos compuestos característicos se denominan marcadores. Por ejemplo, los investigadores han sabido que los antiguos embalsamadores usaron productos procedentes de coníferas como enebro o ciprés porque identificaron (en 21 vasijas) marcadores propios de los aceites esenciales de estas especies, como por ejemplo derivados del totarol (un terpeno fenólico) o sesquiterpenos relacionados con el cupareno. Y detectaron resinas de angiospermas por la presencia de lupeol y derivados de la α y β amirinas, todos ellos triterpenoides.
Para mayor complicación, las evidencias apuntan a que los embalsamadores crearon mezclas de aceites y grasas siguiendo sus propias recetas. Como cada uno de los componentes de esta mezcla es de por sí un conjunto de compuestos químicos, los analistas se han tenido que enfrentar a mezclas de mezclas de compuestos químicos. A pesar de todo, han podido averiguar que en Saqqara se crearon tres recetas de ungüentos de embalsamar a base de sustancias procedentes de los árboles elemí y pistacia, aceite de enebro o ciprés y cedro, grasa animal, cera de abejas, probablemente aceite de ricino y un aceite vegetal del tipo del de oliva.
Algunas de estas sustancias no se podían encontrar en Egipto, lo que revela la existencia de una demanda de productos extranjeros que promovió el comercio tanto dentro del Mediterráneo (por ejemplo, para obtener aceites de pistacia y coníferas) como con regiones de bosques tropicales (por ejemplo, sustancias del árbol damar).
Las investigaciones incluso han contribuido a mejorar las traducciones de antiguas palabras del Egipto de los faraones. Por ejemplo, hasta ahora se creía que los vocablos antiu y sefet, bien conocidos en textos antiguos estudiados por los egiptólogos, significaban “mirra” o “incienso” y “aceite sagrado”, respectivamente. Pero en varias vasijas rotuladas con la palabra antiu lo que había era una mezcla de aceite o alquitrán de cedro y enebro o ciprés junto con grasa animal. En cuanto al sefet, en dos vasijas así etiquetadas se identificaron marcadores de grasas animales mezcladas con aceite o betún de enebro o ciprés; otra contenía marcadores de grasa de rumiantes (adiposa o láctea) mezclada con sustancias del elemí. Esto indica que, al menos en Saqqara, el sefet era un ungüento a base de grasa perfumado con aditivos vegetales.
Bibliografía
Rageot, M., Hussein, R.B., Beck, S. et al. Biomolecular analyses enable new insights into ancient Egyptian embalming. Nature (2023). doi.org/10.1038/s41586-022-05663-4.