En 2010 se estrenó la película de Werner Herzog La cueva de los sueños olvidados, un documental que muestra las maravillas de arte prehistórico de la caverna de Chauvet (Francia). En el filme, el director alemán explica que las manifestaciones artísticas allí encontradas (en 1994) tienen una edad de 32 000 años y que son las más antiguas de su género. Y en un fotograma del resumen promocional de la película en el que se dice lo mismo (ver imagen más abajo). Quisiera comentar estas afirmaciones.
Por lo pronto, la cifra de Herzog, más que errónea, quizá sea inadecuada, ya que se refiere a años de radiocarbono y no a años de calendario, que son los que usamos y entendemos. La edad radiológica coincidiría siempre con la cronológica si a lo largo de todas las épocas la concentración en la atmósfera de carbono-14 se hubiese mantenido constante e igual a la actual. Pero no es así.
El método de datación por radiocarbono se basa en que una de las formas en que se presenta en la naturaleza el elemento químico que llamamos carbono es radiactiva. La denominamos carbono-14 (14C), mientras que la forma normal, no radiactiva, la conocemos por 12C. Aquella se va desintegrando para transformarse en esta a una velocidad conocida (la mitad de una masa cualquiera de 14C tarda 5730 años en convertirse en 12C).
Los organismos vivos contienen ambas formas de carbono en una proporción que se mantiene constante porque igualmente se mantiene constante en la atmósfera durante la vida del organismo, ya que, aunque el 14C va desapareciendo, es regenerado continuamente por los rayos cósmicos.
Pero cuando el espécimen muere deja de incorporar 14C, aumentando poco a poco en sus restos mortales la proporción de 12C. Conocido este hecho, dada una muestra arqueológica procedente de un animal o planta, basta medir cuánto 14C queda en ella y aplicar una sencilla fórmula matemática para conocer el tiempo que hace que el ser pasó a mejor vida.
Hasta aquí todo perfecto, si no fuera porque la intensidad de los rayos cósmicos fluctúa, lo que hace que la relación 14C/12C no sea la misma en todas las edades de la historia. Por eso hay que efectuar correcciones para transformar los años radiológicos en cronológicos.

En España
El hecho de que las manifestaciones artísticas de Chauvet sean tan arcaicas y el hermetismo con que las autoridades francesas las han aureolado, permitiendo que solo muy pocos mortales hollen aquel templo cultural de la Humanidad, es lo que parece que despierta la mayor fascinación en el director de Aguirre, la cólera de Dios y lo que lo empuja a buscar allí los sueños más prístinos de nuestros antepasados. Pero en España quizá hay sitios donde se sabe que los prehistóricos soñaron antes.

Resulta sorprendente que en la película, que es de 2010, se diga que las pinturas de Chauvet son las más antiguas conocidas cuando en 2007 se sabía que en el Muro de los Grabados de San Román de Candamo, en la cornisa cantábrica española se habían datado un motivo pictórico en 34 000 años (exactamente 33.910 ± 840) (J. Fortea Pérez: “39 Edades 14C AMS para el arte paleolítico rupestre en Asturias”, Exca11aciones Arqueológicas en Asturias 5: 91-102, 2007).
Poco después del estreno de la película se supo que en España hay pinturas más antiguas. Las hay, por ejemplo, en la cueva asturiana de Tito Bustillo, declarada Patrimonio de la Humanidad como la de Chauvet, hasta ahora visitable (por un número restringido de personas cada día), a lo largo de cuyos 800 metros se encuentran numerosas pinturas y grabados de signos, animales y representaciones antropomorfas extraordinarias. Esta caverna guarda un gran paralelismo con la de Chauvet, ya que, tras quedar cegada su entrada principal durante miles de años a causa de un hundimiento, fue descubierta en 1968 por un grupo de espeleólogos aficionados que penetró por una sima y se descolgó desde el techo, dándose de bruces con el insólito Camarín de las Vulvas. La cueva, situada al borde del mar, en la misma desembocadura del río Sella, se llama así en homenaje a uno de aquellos aventureros, que murió a los pocos días en accidente de montaña.

Algunas pinturas de Tito Bustillo tienen 33 000 años, según la datación radiocarbónica. Es decir, 1000 más que en el documental de Herzog se dice que tienen las pinturas de Chauvet, y eso ya se sabía en los tiempos en que se estrenó la película, de ahí que resulte extraño que se afirme que las de Chauvet son “con mucho las pinturas más antiguas jamás descubiertas”
Datación por uranio-torio
Algunos investigadores que hicieron ciertas dataciones en Tito Bustillo emplearon una técnica distinta a la del radiocarbono porque estudiaron motivos rojos. El rojo del arte prehistórico no es sangre, como muchos piensan, sino “ocre”, que es una mezcla de hematites u otros óxidos de hierro y arcillas. Es decir, no contiene carbono. (La paleta del artista prehistórico era escasamente cromática, estando formada en su mayor parte por diversos tonos de rojo y por negro; este último color lo conseguían con dióxido de manganeso o simplemente con carbón, y solo en este caso la pintura es fechable por el método del radiocarbono).
Pero existe otro método radiológico que permite estimar la edad de la calcita (carbonato cálcico) sobre la que se ha pintado o bien la que se encuentra por encima de la pintura: el del uranio-torio. Supongamos una estalactita. En cierto momento de la historia se pinta sobre ella, pero posteriormente la calcita forma nuevas acreciones sobre el pigmento. Datando muestras de calcita por detrás de este podemos dar, pues, una edad máxima para el motivo pictórico; y datando capas por delante podemos dar una edad mínima. En el mejor de los casos, si se puede extraer calcita bajo el pigmento y sobre él, será posible establecer una “horquilla” de fechas post quem y ante quem.
41 000 años
Pues bien, algunos científicos aplicaron la técnica del uranio-torio a una figura situada en la llamada Galería de los Antropomorfos de la cueva de Tito Bustillo y aseguraron que tiene una edad máxima de unos 37 000 años (anteriormente se habían fechado muestras de carbón vegetal del suelo que permiten estimar que el lugar fue ocupado hace entre 36 650 y 38 750 años).
El mismo equipo ha datado en la cueva de Altamira un símbolo claviforme de hace al menos 35 600 años, y en la cueva de El Castillo (también cántabra) unas huellas negativas de manos que tienen una edad mínima de 37 300 años y un disco punteado que fue pintado hace al menos la friolera de 40 800 años (U-Series Dating of Paleolithic Art in 11 Caves in Spain | Science).

65 000 años
Y como la ciencia sigue avanzando, actualmente sabemos que hay en el mundo pinturas rupestres aún más antiguas que las mencionadas. Las pinturas rupestres que retratan la caza de cerdos dentro de la región kárstica de Maros-Pangkep en Sulawesi parecen tener casi 44 000 años. En la cueva Leang Tedongnge, situada en el sur de la isla de Célebes (Indonesia), se encuentra la pintura que se ve sobre estas líneas, que parece representar a un jabalí y se ha datado en 45 500 años. En la misma isla, en la cueva de Lubang Jeriji Saléh hay unas plantillas de dedos que podrían tener 52 000 años.
Pero, según parece, la pintura rupestre más antigua conocida actualmente (agosto de 2023) es una mano roja en la cueva de Maltravieso, Cáceres (España). Se ha fechado utilizando el método de uranio-torio con casi 64 000 años de antigüedad y se asegura que la autoría es neandertal (ver los artículos de D. L. Hoffmann cuyos DOI son 10.1016/j.quageo.2016.07.004 y 10.1126/science.aap7778. PMID 29472483). Los sueños de esta especie, la de los neandertales, sí que quedaron lamentablemente olvidados en esas cavernas. Porque puede que fueran mejores que los nuestros…