Pulsando en ▶ (arriba) se puede oír una interpretación del famoso Bajo ostinato para clave en do menor (Ground for harpsichord in C minor) del gran compositor barroco inglés Henry Purcell a cargo del pianista ruso y compositor minimalista Anton Batagov.
En esta obra Purcell muestra su habilidad para crear música expresiva y emocional incluso dentro de una estructura repetitiva. El compositor logra desarrollar una pieza llena de matices y cambios de tono, utilizando diferentes texturas y ornamentaciones en la melodía principal que se superpone al ostinato.
Es un ejemplo fascinante de cómo un músico con talento puede trabajar dentro de estructuras musicales aparentemente simples para crear una obra que cautiva a los oyentes. Purcell muestra su habilidad para sacar el máximo provecho de los recursos musicales disponibles en su época y crear una pequeña obra maestra de gran belleza melódica y notable capacidad para evocar emociones.
Se trata de una composición independiente que no forma parte de ninguna obra mayor. Aunque Purcell también compuso música para conjuntos más grandes y escribió óperas, música sacra y otras formas, esta pieza es autónoma. Y aunque es muy breve (3-4 minutos, aunque esta versión es más larga) logra transmitir una sensación de profundidad y contemplación. La tonalidad de do menor contribuye a su atmósfera melancólica.
Era común que los compositores barrocos escribieran piezas individuales para instrumentos solistas, como el clave, el violín u otros instrumentos, que pudieran ser interpretadas en recitales o en contextos más íntimos. Este es un ejemplo.
El bajo ostinato
La forma del bajo (o basso) ostinato se caracteriza por mantener una línea de bajo repetitiva, conocida como ostinato, sobre la cual se construye toda la composición, mientras otras partes de la música cambian y se desarrollan por encima de esta línea en forma de variaciones, diferencias o glosas. Se llama así porque la secuencia armónica, rítmica o melódica se repite “obstinadamente”.
Ya en el Renacimiento y el Barroco algunas danzas se basaban en el bajo ostinato, como es el caso de la española chacona (el propio Purcell tiene una famosa, e incluso Bach y Haendel), o el de las folías de España, como estas interpretadas por Jordi Savall:
También es un bajo ostinato la canción Guárdame las vacas, de Luis de Narváez, que fue objeto de multitud de variaciones bajo el nombre de romanescas a lo largo de Europa. Es esta (interpretada por el guitarrista Fernando Parra):
Y, cómo no, un maravilloso ejemplo de bajo ostinato es el Canon en Re mayor, de Pachelbel.