domingo, 1 octubre 2023

Bioquímica del estado de ánimo

Al azar

Sandra de la Cruz Diezma »

Los factores externos (trabajo, familia, economía, ocio, etc.) influyen en los individuos, desencadenando en ellos emociones positivas y negativas. Estas emociones van a generar procesos bioquímicos internos que resultarán beneficiosos o perjudiciales para la salud.

Nuestro organismo percibe un acontecimiento a través de los sentidos; el cerebro interpreta esa información y origina una respuesta.

Endorfinas

Numerosos estudios han demostrado que los acontecimientos y las actividades placenteras provocan una respuesta hormonal: la liberación de endorfinas.

Las endorfinas, también llamadas hormonas de la felicidad son sustancias químicas endógenas que actúan como neurotransmisores y están distribuidas por todo el cuerpo. Una de sus principales funciones es producir analgesia.

Cuando los niveles de endorfinas son elevados tenemos una sensación placentera, agradable, y, sin embargo, en niveles bajos la sensación es de privación, desagradable.

Además, un alto nivel de endorfinas nos protege contra enfermedades, ya que fortalecen el sistema inmunitario y en situaciones de dolor nos ayudan a tolerarlo mejor, actuando como analgésicos endógenos.

Existen varias formas para estimular la producción de endorfinas, mejorando nuestro estado de ánimo y con ello nuestra salud:

  • Realizar ejercicio físico moderado, dándonos una sensación más vigorosa, retrasando la fatiga.
  • Escuchar música que nos resulte placentera, relajante.
  • Rememorar sucesos pasados felices.
  • Ilusiones sanas, imaginar, soñar despiertos.
  • La risa.
  • El contacto físico con los demás, las caricias.
  • Los olores y sabores que nos resultan agradables.
  • La relajación, los masajes suaves.

Cortisol

Al igual que las endorfinas son liberadas mayoritariamente en situaciones saludables, existe una hormona cuyos niveles se incrementan en situaciones desagradables: el cortisol.

El cortisol o hidrocortisona se sintetiza en las glándulas suprarrenales y tiene gran diversidad de acciones fisiológicas, siendo liberado como respuesta al estrés (por eso se suele llamar la hormona del estrés); cuando esta secreción es excesiva da lugar a importantes cambios fisiológicos.

Niveles adecuados de dicha hormona son necesarios para el metabolismo de los hidratos de carbono, proteínas y lípidos, para mantener el equilibrio hidroelectrolítico, etc., pero niveles elevados desencadenan procesos de hipertensión arterial, disminución de defensas, fatiga, malestar digestivo, molestias musculoesqueléticas, palpitaciones, etc.

Las situaciones en las que se incrementa la producción de cortisol son aquellas que producen en el individuo preocupación excesiva o estrés patológico:

  • Exceso de responsabilidades.
  • Falta de recursos económicos.
  • Exceso de trabajo.
  • Problemas en las relaciones sociales y familiares.
  • Falta de tiempo.
  • Presiones sociales.
  • Cambios vitales importantes.

Por ello, es importante propiciar momentos positivos, situaciones no dañinas, relaciones sanas, etc., pues estaremos más protegidos de las enfermedades, nos encontraremos más felices, con mejor humor y más preparados para afrontar situaciones de tristeza, de dolor, de estrés, de ansiedad, etc.

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Referencias

  • PACHECO DEL CERRO, E.: Farmacología y práctica de Enfermería. Ed. Masson. Barcelona, 2000. p.191 – 201; 449 – 462.
  • CURTIS, E., BARNES, N., SCHNEK, A. y FLORES, G.: Invitación a la Biología. Ed. Médica Panamericana. Madrid, 2006. p. 510 – 522.
  • COLBERT, D.: Emociones que matan. Ed. Grupo Nelson. Madrid, 2006. P. 29 – 43.
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