Un grupo de científicos han identificado dos tipos de células cerebrales cuya abundancia parece estar estadísticamente relacionada con un riesgo menor de demencia senil, incluso en personas que tienen las anomalías cerebrales características de la llamada enfermedad de Alzheimer.
Como es sabido, esta dolencia parece debida a la acumulación de proteínas amiloides en el cerebro que forman placas en las neuronas. Como muchas personas que tienen estas placas sufren de pérdida de memoria y de disminución de su capacidad cognitiva en general, se asume que la causa del Alzheimer son tales acumulaciones de amiloides.
Sin embargo no debe dejar de tenerse en cuenta que no todas las personas que desarrollan deterioro cognitivo en una etapa avanzada de su vida tienen grupos de amiloide en el cerebro y no todas las personas con acumulación de amiloide desarrollan Alzheimer.
Por eso, los científicos quisieron buscar algún otro tipo de correlación. Se valieron de un estudio sobre habilidades cognitivas y motoras de muchas personas a lo largo de la vejez y del examen de muestras de tejidos de 427 cerebros de participantes que habían muerto. Algunos de esos participantes tenían demencia típica de la enfermedad de Alzheimer avanzada, otros tenían un deterioro cognitivo leve y el resto no tenía signos de deterioro.
Los investigadores aislaron células de la corteza prefrontal de cada participante, la región involucrada en la función cerebral superior. Para clasificar las células secuenciaron todos los genes activos de cada una. Esto les permitió crear un atlas del cerebro que muestra dónde se encuentran los diferentes tipos de células.
Los científicos identificaron dos tipos de células clave que tenían sendos marcadores genéticos específicos. Un tipo tenía genes activos que codifican la reelina, una proteína asociada con trastornos cerebrales como la esquizofrenia, y el otro tenía genes activos que codifican la somatostatina, una hormona que regula procesos en todo el cuerpo.
Cerebros resilientes
Los investigadores encontraron que las personas que tenían mayores niveles de deterioro cognitivo tenían cantidades relativamente bajas de estas células. En cambio, aquellos que no tenían deterioro cognitivo tenían una gran cantidad de tales células, incluso si también poseían grandes cantidades de placas de amiloide en sus cerebros que normalmente implicarían Alzheimer.
Esto sugiere que estos tipos de células protegen al cerebro contra los síntomas de la enfermedad, pudiendo tener un papel en los tipos de función cognitiva que se pierden durante el Alzheimer.
Los investigadores sospechan que las células con reelina o somatostatina son particularmente susceptibles de ser destruidas en la enfermedad de Alzheimer, al menos en algunos individuos.
El hallazgo respalda el de un artículo anterior que encontró una mutación de reelina en un hombre con altas cantidades de amiloide en el cerebro pero sin síntomas de Alzheimer.
Estos resultados podrían alentar la búsqueda de nuevas estrategias para luchar contra la enfermedad en la línea de proteger a estas células vulnerables. Hasta ahora, la mayoría de los esfuerzos se han centrado en atacar las placas amiloides en el cerebro.
Referencia
Nature (doi: https://doi.org/10.1038/d41586-023-03012-7).