Los chimpancés, nuestros parientes más cercanos en el reino animal, han demostrado poseer un grado de «cultura acumulativa» un fenómeno hasta hace poco considerado exclusivo de los humanos. Según un reciente estudio publicado en Science, los chimpancés no solo aprenden comportamientos socialmente, sino que los transmiten de generación en generación, perfeccionándolos y creando técnicas más complejas con el tiempo. Este descubrimiento no solo amplía nuestra comprensión sobre la inteligencia animal, sino que también arroja luz sobre las raíces evolutivas de la cultura humana.
Innovación y herramientas
En las selvas del Congo, los chimpancés utilizan herramientas para recolectar alimentos, como ramas con extremos en forma de cepillo para extraer termitas de agujeros en el suelo. Este comportamiento, lejos de ser instintivo, parece ser el resultado de un proceso de aprendizaje y transmisión social. Según este estudio, el desarrollo de estas técnicas complejas probablemente requiera el intercambio de conocimientos entre grupos y generaciones, seguido de mejoras progresivas.
El análisis de 15 comportamientos relacionados con la búsqueda de alimento en 35 comunidades de chimpancés reveló que las poblaciones que usaban herramientas más avanzadas estaban genéticamente más cercanas entre sí. Esto sugiere que las hembras, al migrar para reproducirse, podrían ser portadoras culturales, introduciendo innovaciones en nuevos grupos, donde estas son adoptadas y mejoradas.
¿Qué hace única a la cultura acumulativa?
La cultura acumulativa, característica distintiva de los humanos, implica que los conocimientos y las técnicas no solo se transmiten, sino que se perfeccionan colectivamente. En los humanos, este proceso ha dado lugar a complejas prácticas como la medicina, que es producto del esfuerzo acumulado de generaciones. En los chimpancés, aunque en menor escala, se observa un fenómeno similar. Por ejemplo, el uso de herramientas para recolectar alimentos, como piedras para abrir nueces, no es una habilidad que un individuo aprendería espontáneamente; requiere aprendizaje social.
Discrepancias
Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en que estas conductas en chimpancés sean verdaderamente acumulativas. Muchas de estas técnicas podrían haberse desarrollado de forma independiente, sin necesidad de transmisión social. Estudios con orangutanes y monos capuchinos, por ejemplo, han demostrado que estos animales pueden usar herramientas en secuencia de manera espontánea.
Otro expertos señalan que es difícil probar de manera concluyente que las técnicas avanzadas de los chimpancés solo pueden surgir a través de la transmisión social. A pesar de las discrepancias, el consenso apunta a que los chimpancés poseen un grado limitado, pero significativo, de cultura acumulativa.
La evidencia de una cultura acumulativa en chimpancés desafía la idea de que esta capacidad es exclusivamente humana. Aunque limitada en comparación con los humanos, esta habilidad en los chimpancés podría ofrecer pistas sobre cómo nuestras propias culturas comenzaron a desarrollarse. Estas observaciones podrían representar un punto intermedio en el camino hacia la complejidad cultural humana.
En cualquier caso, los hallazgos subrayan la sofisticación de los chimpancés y su capacidad para innovar y compartir conocimientos. Además, desafían nuestras percepciones sobre la singularidad humana, destacando que la cultura acumulativa no es un rasgo exclusivo de nuestra especie. Si bien aún queda mucho por explorar, estos estudios profundizan nuestra comprensión de cómo los comportamientos complejos evolucionan y se transmiten en el reino animal, acercándonos un paso más a entender nuestras propias raíces culturales.
Conexión entre cultura y genética
Una de las contribuciones clave de este estudio es la correlación entre el uso de herramientas y la genética. Las poblaciones que muestran conductas más avanzadas tienden a estar genéticamente relacionadas con otras donde se practican versiones más simples de estas técnicas. Esto sugiere que la innovación surge en un lugar, pero se propaga y evoluciona gracias al intercambio entre grupos relacionados. Este flujo cultural se ve facilitado por la migración de hembras, lo que conecta comunidades genéticamente diversas y permite el intercambio de conocimientos.

