domingo, 1 octubre 2023

El Mapa de Vinlandia, que acreditaba que América fue conocida por foráneos antes que Colón, es falso

Durante medio siglo subsistió una controversia sobre la autenticidad del documento que la Química Forense ha podido zanjar

Al azar

Natalia García Rello »

El Mapa de Vinlandia (imagen de cabecera) es un plano de estilo medieval del Mundo Antiguo en el que, además de mostrarse Europa, Asia y parte de África, también figura una supuesta isla en el Atlántico occidental denominada Vinilandia Insula que representa muy fielmente el perfil de la costa este de Canadá. El mapa salió a la luz en 1957 encuadernado junto a un manuscrito titulado Hystoria Tartarorum. Al año siguiente apareció otro manuscrito titulado Speculum Historiale que se demostró que también estaba vinculado al Mapa de Vinlandia

Los manuscritos los compró, quizá a un precio astronómico, la Universidad de Yale. Los estudios de datación del Hystoria y del Speculum arrojaron fechas de elaboración de en torno a 1440 d. C., que fueron aceptadas sin controversia por la comunidad científica. Por ello se pensó que el Mapa de Vinlandia podría ser de la misma época, por lo que constituiría una prueba irrefutable de que al menos esa parte de América del Norte era bien conocida medio siglo antes de que Colón llegara al continente americano. No obstante, lógicamente, el documento fue pronto objeto del escrutinio riguroso de la ciencia para confirmar o no si era genuinamente precolombino.

1. Análisis científicos del mapa

Entre los estudios, uno determinó por radiocarbono la fecha del pergamino: en torno a 1434 d. C. Ese resultado fue incontestable. Pero la discusión estaba centrada en la tinta con la que estaba trazado el mapa.  Resumo a continuación los principales estudios y sus resultados y al final explicaré la prueba concluyente que los científicos han encontrado para atestiguar que el Mapa de Vinlandia es una falsificación, prueba que, curiosa y paradójicamente, no se obtuvo del propio mapa, sino de los documentos relacionados (la Hystoria Tartarorum y el Speculum Historiale), a pesar de que estos sí son auténticos.

1.1. Inspección visual con luz visible, UV e IR de la tinta (Baynes-Cope, 1974)

A. D. Baynes-Cope comprobó que a primera vista la tinta era parecida a las típicas tintas medievales europeas, las conocidas como ferrogálicas o de galotanato de hierro o también de hiel de hierro o de agallas de hierro. Se trata de un pigmento de color oscuro (púrpura-negro o marrón-negro) elaborado adicionando sulfato de hierro(II) (FeSO4) a una disolución de ácido tánico (también llamado ácido galotánico). A diferencia de las tintas más antiguas conocidas, a base de carbón, las ferrogálicas con el paso del tiempo se van volviendo marrones. Por otra parte, en las tintas ferrogálicas los iones hierro van oxidando a la celulosa del papel, y además la acidez producida en la formación del complejo galato-ferroso desencadena la hidrólisis ácida de la celulosa.

Cuando se irradian con luz UV, los compuestos de hierro apagan la fluorescencia inducida y aparecen de color negro sobre un fondo fluorescente azulado o amarillento. Esto ocurrió en las tintas de los manuscritos adjuntos al Mapa de Vinlandia (la Hystoria Tartarorum y el Speculum Historiale), pero no al examinar la tinta del propio Mapa. Baynes-Cope comprobó también que la tinta consta de una capa marronáceo-amarillenta y otra, encima, que contiene motas negras. Todo esto hizo sospechar al autor que la tinta del Mapa de Vinlandia no tenía la misma naturaleza que la de los otros documentos.

1.2. Diferentes tipos de microscopía de la tinta (McCrone, 1974)

W. C. McCrone y su equipo estudiaron un buen número de micropartículas del pergamino que contenían tinta negra y amarillenta por microscopía óptica. La figura 1 muestra una de las imágenes que obtuvieron.

Fig. 1. Fotografía de un microfragmento del trazo de tinta del Mapa de Vinlandia al microscopio óptico (McCrone y McCrone, 1974).

Utilizaron también técnicas de microscopía de luz polarizada, microscopía de barrido electrónico acoplada a espectrometría de rayos X de dispersión de energía, microscopía de transmisión electrónica, microanálisis de sonda electrónica y difracción de rayos X. Concluyeron que existía en una proporción muy significativa blanco de titanio en forma de anatasa (TiO2), tratándose de un producto refinado, casi químicamente puro, totalmente diferenciable de la anatasa natural. Aseguraron que esta anatasa que formaba parte de la tinta del Mapa de Vinlandia tenía similitudes con la hallada en los pigmentos de titanio modernos que se empezaron a producir en Noruega a partir de 1923 para mejorar las propiedades de las tintas. Por otro lado, propusieron que la tinta se había aplicado en dos capas para simular un deterioro con el paso del tiempo semejante al que sufren los pigmentos ferrogálicos medievales.

En cuanto a la tinta de los otros dos documentos relacionados con el Mapa (el Speculum Historiale y la Hystoria Tartarorum), comprobaron que era de hiel de hierro.

1.3. Emisión de rayos X inducida por protones aplicada a la tinta y al pergamino (Cahill, 1987)

Trece años después, T. A. Cahill y su equipo realizaron un análisis tanto del pergamino como de la tinta mediante emisión de rayos X inducida por protones (PIXE, por sus siglas en inglés). Estudiaron 33 puntos concretos del Mapa de Vinlandia y confirmaron la presencia del elemento titanio en 29 puntos correspondientes tanto a zonas de tinta como a zonas del pergamino no pintadas. Pero las cantidades de titanio que encontraron eran muchísimo más bajas que las que había reportado McCrone. Por eso, Cahill criticó ciertos aspectos de los estudios analíticos de McCrone.

Cahill hizo una prueba adicional. Disolvió tres pigmentos de titanio modernos en disolventes adecuados para obtener las correspondientes tintas, con las que dibujó en un pergamino auténtico del siglo XV quince trazos de anchura similar a los del Mapa de Vinlandia. Los sometió a la técnica de emisión de rayos X inducida por protones y encontró un valor máximo de titanio unas 23 000 veces mayor que en la tinta del Mapa.

1.4. Respuesta de McCrone a Cahill (McCrone, 1988)

McCrone y su equipo publicaron dos artículos más sobre el Mapa de Vinlandia, uno en 1976 (McCrone, 1976) y otro en 1988 (McCrone, 1988). Aportaron imágenes microscópicas que, según aseguraban, habían obtenido en 1974 pero no habían publicado entonces. Estas sustentan la presencia de microcristales de anatasa.

Mediante microscopía de transmisión electrónica obtuvieron imágenes de partículas de anatasa encontradas en el Mapa y de una muestra de anatasa natural (figura 2), constatando que la anatasa natural tenía una morfología irregular y angulosa que era totalmente diferenciable de la que presentaba la anatasa hallada en el Mapa, más redondeada y de partículas más pequeñas.

McCrone y su equipo compararon también la anatasa del Mapa con una muestra que les proporcionó una empresa de pigmentos de titanio, comprobando que tanto el aspecto de las partículas como la distribución de tamaños eran similares (figura 2).

Fig. 2. Izqda.: Muestra de anatasa de una empresa de pigmentos de titanio vista con microscopía de transmisión electrónica a 20 000×. Dcha.: Distribución de tamaños de partículas de anatasa de distinta procedencia: A: Mapa de Vinlandia; B: anatasa comercial; C: anatasa natural procedente de la Smithsonian Institution (McCrone, 1988).

McCrone respondió también en su estudio a las críticas de Cahill argumentando que si el titanio y otros elementos solo estaban presentes en cantidades de trazas en las tintas como aseguraba Cahill, a él (McCrone) le habría sido imposible obtener tan buen patrón de difracción de rayos X de anatasa como había obtenido.

1.5. Microespectroscopía Raman de la tinta (Brown y Clark, 2002)

K. L. Brown y R. J. H. Clark, del University College de Londres, estudiaron el Mapa de Vinlandia y los manuscritos de la Hystoria Tartarorum y el Speculum Historiale por microespectroscopía Raman, llegando a la conclusión de que la tinta negra aparentemente superpuesta a la amarilla del Mapa de Vinlandia es una tinta a base de carbón, a diferencia de la encontrada en el manuscrito genuinamente medieval Hystoria Tartarorum, que contiene muy poco carbón y que, como se ha dicho, es de galotanato de hierro. Pero las partes amarillas de la tinta contienen anatasa, claramente identificada en el espectro Raman por un pico agudo a 143 cm–1 y una banda ancha y débil a 398 cm–1, mientras que los puntos negros eran de carbón amorfo, como igualmente indicaba su espectro (figura 3).

Fig. 3. Izqda.: espectros Raman de la tinta amarilla (línea continua) y del pergamino (línea punteada), destacando en el primero el pico característico de la anatasa a 143 cm–1. Dcha.: espectro de partículas negras de la tinta, que corresponden a carbón amorfo (Brown y Clark, 2002).

Según estos autores, la tinta negra superpuesta, de carbón amorfo, no ha podido producir la decoloración amarillenta con el paso del tiempo típica de las tintas de hiel de hierro, por lo que probablemente el efecto observado se debe a que el Mapa se dibujó trazando primero líneas amarillas con una tinta que contenía anatasa y después repasándolas con tinta negra a base de carbón.

Brown y Clark concluyeron que la anatasa del Mapa de Vinlandia no puede ser un contaminante, ya que solo está presente en las líneas amarillas y no en la tinta negra ni en el pergamino. Además, afirmaron que la presencia de anatasa en una tinta medieval genuina es extremadamente improbable y que no la habían detectado antes en ningún otro manuscrito. Finalmente, destacaron el hecho de que el Mapa de Vinlandia no presenta la fragilidad asociada con la descomposición de las tintas medievales.

1.6. Datación por radiocarbono del pergamino (Donahue, 2002)

En 2002, D. J. Donahue y colaboradores realizaron un estudio de la antigüedad del pergamino empleando la técnica del carbono-14. Recortaron un fragmento de pergamino de su parte inferior derecha (figura 4) para someterlo a esta técnica.

Fig. 4. Así se obtuvo un pequeño fragmento del Mapa de Vinlandia para su datación por radiocarbono (Donahue, 2002).

La fecha estimada del pergamino obtenida por este método es 1434 d. C. ± 11. Aparte de eso, los investigadores encontraron trazas de otra sustancia mucho más reciente, de aproximadamente 1950 d. C. La denominaron “contaminante de 1950”.

1.7. Múltiples microanálisis de una muestra de pergamino (Sommer, 2017)

D. V. P. Sommer y sus colaboradores publicaron en 2017 una serie de análisis sobre la misma muestra de pergamino (sin tinta) que se había extraído para la datación por 14C en 2002, con la intención de identificar el “contaminante de 1950”. Hicieron una extracción con acetona y encontraron monoestearato de glicerol y compuestos aromáticos coincidentes con los existentes en ciertas lociones de manos, lo que podría ser debido a un prolongado trabajo manual sobre el documento.

1.8. Otras aportaciones

Tras estos estudios se llegó al consenso de que la existencia de anatasa en la tinta amarilla es innegable, aunque hubiera discrepancias en la cantidad de este mineral. Ahora bien, J. S. Olin subrayó en un estudio (Olin, 2000) que la presencia o no de anatasa en un objeto datado como antiguo no es indicativa de que este sea una falsificación moderna, ya que se ha encontrado anatasa en múltiples objetos que son indudablemente antiguos. Incluso propuso la forma en que un amanuense de la Edad Media podría haber obtenido anatasa a partir de ilmenita y haberla añadido a la tinta.

G. Harbottle (2008) defendió que los cristales de anatasa podrían deberse a contaminación ambiental, pero esto fue muy criticado por K. M. Towe (2008), recordando que los estudios de Brown y Clark habían determinado que la anatasa solo está presente en la tinta amarilla.

Años más tarde, E. C. Landis (2018) reunió y comparó todos los resultados de los análisis llevados a cabo hasta entonces y concluyó que la anatasa encontrada en el Mapa de Vinlandia es más consistente con un origen moderno que antiguo.


2. La prueba más concluyente

A pesar de que durante más de medio siglo no se llegó a alcanzar una prueba de gran certeza que avalara el fraude (o la autenticidad) del Mapa de Vinlandia, actualmente se puede afirmar con bastante seguridad lo primero por una evidencia que no se encuentra en el propio Mapa, sino en uno de los manuscritos junto a los que apareció, concretamente el Speculum Historiale. Ha sido la propia Universidad de Yale, propietaria de los documentos, la que ha encontrado la clave (Cummings, 2021).

Esta obra medieval estaba formada por 32 secciones repartidas en cuatro volúmenes. La Universidad de Yale solo tiene la segunda sección del tercer volumen del Speculum. Los científicos creen que el pergamino de piel de becerro del Mapa era una hoja en blanco que en tiempos medievales estaba al final de dicha segunda sección del Speculum. La hoja se extrajo y en ella se dibujaría el Mapa. No se sabe por qué, pero acabó encuadernada dentro de un ejemplar de la Hystoria Tartarorum, sin que esto se hiciera con intención de fraude alguna. Ahora bien, todos estos hechos no son significativos a la hora de juzgar la autenticidad del Mapa. Lo que sí es significativo es lo que se ha encontrado en el reverso de la sección del Speculum que posee la Universidad de Yale.

Fig. 5. Estudio por fluorescencia de rayos X de un texto del reverso del manuscrito medieval Speculum Historiale alterado con tinta moderna de titanio (Cummings, 2021).

En dicho reverso hay una nota en latín que probablemente escribió un encuadernador medieval con la finalidad de que sirviese de guía para el ensamblaje del volumen completo. La nota (figura 5, franja superior), traducida, dice algo así como “dibujar la primera parte · segunda parte de la tercera parte del Speculum”. Pero las palabras que realmente escribió el encuadernador medieval, y lo hizo con tinta ferrogálica de la época, solo fueron: “segunda parte de la tercera parte del Speculum”. Las palabras “dibujar la primera parte” fueron agregadas con tinta a base de anatasa. Cabría pensar que podría haberlas agregado posteriormente el mismo encuadernador u otra persona de aquellos tiempos utilizando alguna tinta especial que contuviera anatasa. Pero no es así. Las agregó alguien que tenía claras intenciones de engañar para obtener un beneficio económico. Y el fraude se hizo en el siglo XX, porque la adición de anatasa a las tintas empezó en la década de 1920.

La prueba de que existió intención fraudulenta es que la persona en cuestión no se limitó a escribir con tinta de anatasa las palabras “dibujar la primera parte”, sino que sobreescribió cuidadosamente con esa misma tinta de anatasa las palabras “la segunda parte de la tercera parte del Speculum” (que estaban escritas originalmente con tinta ferrogálica) de modo que pareciera que todas las palabras estaban escritas con la misma tinta. Esta, además, es con casi total seguridad químicamente la misma que la del Mapa de Vinlandia. Se deduce que la persona falsificadora agregó las palabras “dibujar la primera parte” para simular que existían unas instrucciones para que se encuadernara el Mapa de Vinlandia dentro del volumen del Speculum Historiale e inducir así a pensar que ambos documentos eran de la misma época. Además, al usar la misma tinta en el Speculum, documento que es genuinamente medieval, y en el Mapa, la persona timadora haría creer a los investigadores que la tinta era medieval.

Todo esto lo ha descubierto la Universidad de Yale sometiendo la tinta de la nota existente en el reverso del Speculum (“dibujar la primera parte · segunda parte de la tercera parte del Speculum”) a espectroscopía de fluorescencia de rayos X, cuyos resultados son los que se muestran en la figura 5. En ella, como se podrá observar, se distinguen 5 franjas. La superior es de control y muestra el texto como se ve a simple vista. Se pueden leer en latín las palabras mencionadas. Las franjas 2, 3 y 4 que siguen hacia abajo denotan, respectivamente, la presencia de hierro, cobre y azufre, que eran componentes habituales en las tintas medievales. Se puede observar que solo la segunda mitad del texto (“segunda parte de la tercera parte del Speculum”) acredita estar escrita con tinta medieval. Pero la quinta franja, que sirve para rastrear la presencia de titanio, demuestra que todas las palabras están escritas con tinta que contiene titanio. Es decir, no solo el texto “dibujar la primera parte” está escrito con tinta de titanio, sino que el resto, originalmente trazado con tinta medieval, está repasado con tinta de titanio para que todo el texto completo parezca escrito por la misma persona y con la misma tinta y, por tanto, en la misma época.

Aparte de ese estudio del Speculum, fue escaneado todo el Mapa de Vinlandia para analizarlo exhaustivamente por fluorescencia de rayos X y básicamente solo se encontró titanio en toda la tinta (con escasísima presencia de hierro, cobre o azufre), pero no en el pergamino (figura 6). Además, se hallaron pequeñas cantidades de bario, lo que es un dato clave, ya que los primeros pigmentos de blanco de titanio producidos comercialmente en la década de 1920 contenían dióxido de titanio y sulfato de bario.

Fig. 6.  Un estudio de fluorescencia de rayos X del Mapa de Vinlandia ha revelado la existencia de titanio (en falso color azul) en toda la tinta (Cummings, 2021).

Finalmente, el equipo de investigación de Yale ha podido demostrar también que el documento Hystoria Tartarorum presenta algunas alteraciones de su texto empleando tinta moderna (Cummings, 2021).


3. Bibliografía

Este texto es un resumen del Trabajo de Fin de Grado (TFG) en Ciencias Químicas “El Mapa de Vinlandia. Técnicas fisicoquímicas aplicadas para examinar su autenticidad”, defendido por Natalia García Rello en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España en 2022. A continuación se mencionan los textos citados en este resumen y al final se da un enlace que permite acceder a toda la bibliografía del TFG.

  • Baynes-Cope, A. D. (1974). The Scientific Examination of the Vinland Map at the Research Laboratory of the British Museum. The Geographical Journal, 140(2), 208.
  • Brown, K. L. y Clark, R. J. H. (2002). Analysis of Pigmentary Materials on the Vinland Map and Tartar Relation by Raman Microprobe Spectroscopy. Analytical Chemistry, 74(15), 3658–3661.
  • Cahill, T. A., Schwab, R. N., Kusko, B. H., Eldred, R. A., Moller, G., Dutschke, D., Wick, D. L., y Pooley, A. S. (1987). The Vinland map, revisited: new compositional evidence on its inks and parchment. Analytical Chemistry, 59(6), 829–833.
  • Cummings, M. (2021). Analysis unlocks secret of the Vinland Map — it’s a fake. YaleNews. https://news.yale.edu/2021/09/01/analysis-unlocks-secret-vinland-map-its-fake.
  • Donahue, D. J., Olin, J. S. y Harbottle, G. (2002). Determination of the Radiocarbon Age of Parchment of the Vinland Map. Radiocarbon, 44(1), 45–52.
  • Harbottle, G. (2008). The Vinland map: a critical review of archaeometric research on its authenticity. Archaeometry, 50(1), 177–189.
  • McCrone, W. C. (1988). The Vinland Map. Analytical Chemistry, 60(10), 1009–1018.
  • McCrone, W. (1999). Vinland map 1999. Microscope, 47, 71-74.
  • McCrone, W. C. y McCrone, L. B. (1974). The Vinland Map Ink. The Geographical Journal, 140(2), 212.
  • Olin, J. S. (2000). Without comparative studies of inks, what do we know about the Vinland Map. Pre-Columbiana, 2(1), 27-36.
  • Sommer, D. V. P., Mühlen Axelsson, K., Collins, M. J., Fiddyment, S., Bredal-Jørgensen, J., Simonsen, K. P., Lauridsen, C. B., y Larsen, R. (2016). Multiple Microanalyses of a Sample from the Vinland Map. Archaeometry, 59(2), 287–301.
  • Towe, K. M., Clarck, R. J. H. y Seaver, K. A. (2008). Analysing the Vinland map: a critical review of a critical review. Archaeometry, 50(5), 887–893.

Bibliografía completa.

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