domingo, 4 junio 2023

Alice Augusta Ball, la química a la que muchos enfermos de lepra deben la vida

Al azar

Alice Augusta Ball fue una química estadounidense que nació en Seattle, Washington en 1892 y falleció en 1916 a la temprana edad de 24 años. Ball es conocida por su trabajo pionero en el tratamiento de la lepra, una enfermedad crónica y debilitante que afecta principalmente a la piel y los nervios periféricos. 

En 1915, mientras era estudiante graduada en química en la Universidad de Hawái, Ball desarrolló un tratamiento revolucionario para la lepra que involucraba la inyección de aceite de ginocardia (o chaulmoogra)en el cuerpo del paciente. Este aceite, empleado durante siglos en la medicina tradicional en Asia, se había intentado utilizar anteriormente para tratar la lepra sin éxito debido a su falta de solubilidad en agua. Ball descubrió una forma de aislar los ésteres del aceite que eran solubles en agua, lo que permitió la inyección del medicamento en el cuerpo del paciente para tratar la enfermedad. Es decir, la solubilización de los ésteres del aceite de ginocardia la administración del medicamento de manera más efectiva y, por lo tanto, tuvo un gran impacto en la lucha contra la lepra.

Algunos de los ésteres identificados por Ball en el aceite de ginocardia fueron:

  • Ácido hidroxi-alfa-eleostéarico
  • Ácido hidroxi-alfa-eleostearoil-alfa-glicerol
  • Ácido hidroxi-eleoselínico
  • Ácido hidroxi-iso-eleoselínico

Los identificó utilizando técnicas químicas como la cromatografía y la espectroscopía. Una vez identificados pudo desarrollar una forma de aislarlos y administrarlos a pacientes con lepra.

A pesar de su prometedor avance, Alice Ball falleció un año después de su descubrimiento debido a una enfermedad repentina. A pesar de su corta carrera, Ball fue una científica muy talentosa y su trabajo sentó las bases para el tratamiento moderno de la lepra. Lamentablemente, su contribución a la medicina no fue reconocida en vida, y hasta varias décadas después no se le otorgó el crédito que merecía.

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