Mercedes Iriarte Cela »
Nos encontramos ante el elemento más pesado de los elementos casi estables. Aunque encuadrado en el sudeste de la tabla periódica, no tiene las mismas cualidades malévolas que sus vecinos. Es un metal blanquecino y ligeramente rosado que al quemarse da una llama azul y un humo amarillo. Cuando el bismuto está en estado sólido es menos denso que cuando está en estado líquido, es decir su estructura atómica se expande.
Esta cualidad es casi única en la tabla periódica y su comportamiento es análogo al del agua cuando se congela. En general, en los sólidos los átomos se empaquetan de forma más compacta que en los líquidos; esto supone que el sólido se hundiría en su propio líquido al ser más denso. Sin embargo, en un hipotético mar de bismuto las masas sólidas flotarían en la superficie del líquido como si se tratara del océano polar Ártico.
Pero no solo eso, cuando se solidifica puede hacerlo formando rocas conocidas como cristales en tolva, ofreciendo unas formas piramidales escalonadas iridiscentes. Estos caprichos del bismuto son el deleite de mineralogistas y decoradores de interiores.
La longevidad del bismuto
El bismuto ha servido también de conejillo de indias para intentar resolver la pregunta del millón: ¿conseguirán subsistir ciertos elementos químicos hasta el final de los tiempos? La respuesta a esta pregunta yacía en un experimento ideado por unos físicos franceses que encapsularon bismuto puro y lo monitorizaron con detectores para intentar averiguar su vida media.
En este punto hay que aclarar que el bismuto es técnicamente radiactivo y debería ser un arma mortífera como su hermano el polonio, sin embargo se comporta como si fuera un metal noble, resultando inofensivo. La cuestión es que siendo radiactivo su vida media –tiempo que tarda en desintegrarse la mitad de su masa– calculada por la teoría nuclear resulta de veinte trillones de años, lo que supone mucho más que la edad del universo.
Volviendo al experimento, los científicos franceses consiguieron hacer el suficiente acopio de bismuto para llevar a cabo la prueba y con una paciencia infinita llegaron a la conclusión de que el bismuto será el último elemento en extinguirse. Estamos entonces ante un elemento radiactivo, sí, pero inofensivo pues es tan lento en su desintegración que en la práctica y en la horquilla de tiempos en la que nos movemos en la escala humana es como si fuera un elemento estable y no radiactivo.
El bismuto está considerado como un elemento pesado no tóxico y de momento parece
que no es carcinógeno para los seres humanos. De hecho, el bismuto se usa para aliviar algunas úlceras y diarreas y se comercializa con el nombre de “bis” del rosado Pepto-Bismol. Su principio activo es el salicilato de bismuto.
Así que rodeado de los más peligrosos compañeros de viaje se yergue el bismuto en la tabla periódica como un caballero noble, incansable en su mansa condición de benigno elemento técnicamente radiactivo.
Bibliografía
La cuchara menguante y otros relatos veraces de locura, amor y la historia del mundo a partir de la tabla periódica de los elementos. Sam Kean. 3ª edición. Ed. Planeta. 2012.