En 2020 unos arqueólogos descubrieron seis artefactos de piedra inusuales cerca del Lago Xiada Co en el Tíbet occidental. Fueron identificados como agujas de coser de piedra, con una longitud de poco más de 3 cm, punta afilada en un extremo y la clásica abertura en el otro. El hallazgo ha sido publicado en el Journal of Archaeological Science: Reports. Se les calcula una edad de hasta 9000 años, lo que las convierte en las más antiguas conocidas.
Las agujas están hechas de tremolita, serpentina, actinolita y talco, con colores que varían del verde al crema. La tremolita es casi 70 veces más dura que el talco. Se identificaron marcas de raspado y pulido en las agujas, lo que sugiere un proceso de fabricación meticuloso. Las agujas fueron primero raspadas para darles forma y luego pulidas para afilarlas. Finalmente, se les perforó el ojo.
La datación se ha hecho indirectamente, basándola en fragmentos de carbón y huesos de animales encontrados junto a las agujas. Según la técnica del radiocarbono, estos datan de entre 7049 y 6568 a. C. Los investigadores replicaron el proceso de fabricación utilizando los mismos materiales y técnicas, confirmando la viabilidad del método antiguo supuesto.
La elaboración de agujas de piedra es mucho más laboriosa que la de agujas de hueso, pero posiblemente eran necesarias para coser materiales más gruesos, como tiendas de campaña.
No obstante, algunos investigadores sugieren que las agujas podrían haber tenido un uso simbólico en lugar de funcional, debido a la presencia de pintura roja de ocre y la suavidad del talco, que sería inadecuado para perforar materiales duros. Sin embargo, el equipo de estudio argumenta que las dimensiones y patrones de desgaste son similares a los de las agujas de hueso. Se ha planteado también la posibilidad de que los artefactos fueran utilizados para tejer redes de pesca, dada la proximidad del sitio a un lago.
Tecnología tibetana
El descubrimiento de estas agujas de piedra ofrece una nueva perspectiva sobre las adaptaciones tecnológicas y culturales de los antiguos habitantes del Tíbet. La capacidad de fabricar y utilizar agujas de piedra habría permitido a estas comunidades confeccionar ropa y refugios más duraderos, facilitando su supervivencia en un entorno extremadamente duro. Además, la presencia de ocre sugiere una rica dimensión simbólica y cultural, indicando que estas herramientas también podrían haber tenido significados rituales o protectores.
El hallazgo de las agujas de piedra en el Tíbet amplía significativamente nuestro conocimiento sobre la tecnología y cultura de las sociedades antiguas en esta región. A pesar del debate sobre su uso específico, ya sea funcional o simbólico, estas herramientas reflejan una notable habilidad técnica y una rica tradición cultural. Este descubrimiento no solo redefine la cronología de las agujas de piedra, sino que también subraya la importancia de las herramientas en la adaptación humana a entornos difíciles.

