viernes, 19 diciembre 2025

Hubo un misterioso grupo de humanos en Colombia sin vínculo con los actuales

Un reciente estudio genético ha revelado la existencia de un grupo humano antiguo en Colombia cuya herencia desapareció sin dejar rastro en las poblaciones actuales. Este linaje, descubierto en los altiplanos cercanos a Bogotá, no está relacionado de manera significativa con los antiguos pueblos indígenas americanos conocidos hasta ahora. Es como si se hubieran borrado del mapa genético, sin descendientes modernos ni vínculos con las otras poblaciones antiguas del continente.

La investigación, publicada en Science Advances, fue realizada por un equipo internacional que analizó ADN antiguo extraído de huesos y dientes de 21 individuos encontrados en cinco sitios arqueológicos del Altiplano Cundiboyacense, con una antigüedad de entre 500 y 6000 años. Este estudio marca la primera vez que se publican genomas humanos antiguos de Colombia.

De esos 21 individuos, siete pertenecían a un linaje desconocido, hallado en el sitio arqueológico de Checua, al norte de Bogotá. Vivieron hace aproximadamente 6000 años, pero su rastro desaparece por completo posteriormente. Su ADN no muestra vínculos cercanos con grupos antiguos de América del Norte, ni contribuciones genéticas a poblaciones actuales o pasadas de Sudamérica.

Este resultado plantea interrogantes sobre su origen y su desaparición. Sabemos que los primeros humanos que llegaron a América cruzaron desde Siberia por el puente de Beringia hace al menos 15 000 años. De ellos se desprendieron dos grandes linajes: uno norteamericano y otro sudamericano. Este último fue el que se asentó progresivamente en Centro y Sudamérica, aunque aún se desconoce la cronología exacta.

La población de Checua pertenecería a esa primera ola migratoria que atravesó Colombia en su camino hacia el sur del continente. Pero, a diferencia de otros pueblos, sus genes no sobrevivieron. Esto sugiere que en la región de Bogotá hubo un reemplazo total de población.

Las causas de esta desaparición genética aún son inciertas. Podría deberse a cambios ambientales, conflictos o una fusión con otros grupos que diluyó su identidad genética. De cualquier forma, para cuando llegaron nuevas poblaciones desde Centroamérica —hace unos 2000 años—, los habitantes del Altiplano eran completamente distintos.

Estos nuevos grupos trajeron cerámica, tecnología y probablemente también las lenguas chibchas, que hoy forman parte de la identidad cultural de muchas comunidades andinas. El análisis genético muestra que los individuos más recientes del Altiplano tienen más afinidad con los hablantes de chibcha de Panamá que con los indígenas colombianos actuales.

Este caso es excepcional, ya que en la mayoría de regiones de Sudamérica se ha observado una continuidad genética desde tiempos antiguos. Este estudio convierte a Colombia en una región clave para entender la migración y mezcla de poblaciones en América.

En resumen, el caso de los Checua nos recuerda que la historia genética de América es mucho más compleja de lo que imaginábamos. La desaparición total de un linaje humano, sin dejar huellas genéticas en las poblaciones actuales, revela cómo el pasado aún guarda misterios profundos esperando ser descubiertos.

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