domingo, 3 diciembre 2023

La química de la música

Al azar

En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
Arthur Schopenhauer

Celia Molina Gómez »

Madera hecha música. Esa puede ser una buena descripción para la labor que realizan los lutiers.

Los luthers son personas que se dedican a reparar, ajustar y construir instrumentos musicales, instrumentos de cuerda frotada y pulsada. En estos instrumentos se encuentran: el violín, la viola, el violonchelo, el contrabajo, laúd, bandurria, violas da gamba, cuatros, archilaúd, tiorba, mandolina, clavecín y todo tipo de guitarras.

Es una rama científica y musical. Este es un gran ejemplo de cómo la química nos rodea en todos los ámbitos. En la construcción de estos instrumentos, particularmente el violín, lo más importante es la calidad de la madera. El clima, la humedad, los cambios bruscos de temperatura, la altitud de los bosques, la sequedad, todos estos factores influyen en la calidad de la madera que buscamos. Por lo tanto, las propiedades químicas son importantes en la elección de una madera u otra para empezar a construir un instrumento.

Después de esta difícil elección, vienen muchos más pasos, en los que la ciencia y la tecnología están implicadas. La medición precisa y lo más exacta posible también marca la diferencia entre un instrumento bueno y otro no tan bueno. A la hora de aplicar el barniz, interviene la química más que nunca. El conocimiento de los componentes químicos que forman el barniz, y cómo puede aplicarse para que el instrumento suene lo mejor posible es decisivo. Por esto, mucho de los lutieres poseen conocimientos de ciencia, de química en concreto.

Por ejemplo, se ha demostrado que la química explica en parte el extraordinario sonido de los Stradivarius, instrumentos fabricados por el lutier italiano de dicho apellido en el siglo XVIII. Probablemente dicho sonido se consiguió de forma casual al rociar madera con insecticidas para evitar la carcoma.

Espectros de fluorescencia de rayos X de (a) un violonchelo Stradivarius de madera de arce  y (b) espectro de madera de arce reciente (rsc.org)

Ciencia y arte están íntimamente relacionados. Cuando escuchamos un concierto, la sublime calidad del instrumento puede depender del conocimiento químico que tenga el lutier. Gracias a la química, un instrumento puede sonar mejor o peor. Las sensaciones y emociones que sentimos al escuchar un gran concierto, también tienen naturaleza química, puesto que son un conjunto de reacciones químicas las que hacen posible que sintamos un sinfín de increíbles emociones al escuchar música.

Es impensable la independencia de la música de la química.

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