En el piso lo llamamos “paella”, pero este plato no tiene que ver nada con una paella tradicional porque carece de todo tipo de carne, pescado o marisco (al igual que todas las recetas que estoy presentando). Es un arroz con verduras que hago de una manera muy sencilla: simplemente utilizo como verduras las de una bolsa de menestra congelada. Por supuesto, también puede ser menestra de lata o, mucho mejor, verduras naturales. Si recurro a la menestra preparada es simplemente porque ahorro bastante tiempo y el resultado nos gusta mucho.
Ingredientes
Uso arroz integral no solo porque me parece más suculento y saludable, sino porque he observado que, como su cocción es más lenta, tiene menos riesgo de “pasarse” que el arroz blanco. En cuanto a la menestra, las que se compran congeladas (o las de lata) normalmente traen judías, habas, repollos, alcachofas, champiñones, zanahorias, espárragos, guisantes… Otros ingredientes que se necesitan son ajo, aceite y, si se quiere que el arroz salga mucho más sabroso, una pastilla de caldo de verdura. También habrá que añadir seguramente más sal (aparte de la que tiene la pastilla) y, si se desea, pimienta, un par de hojas de laurel y colorante alimentario para colorear el arroz (esta operación no tiene mucho más objeto que el estético, aunque se puede conseguir mejorar el sabor usando hebras de azafrán en vez de colorante).
No es un plato que requiera mucho tiempo de cocina y a mí me parece muy sencillo.
Pasos
Explicaré cómo hago este arroz para cuatro o cinco personas (incluso 6 o más si comen poco).
1. Separo los dientes de una cabeza de ajos entera. Les doy a cada uno un buen golpe con algún utensilio como pueda ser una tabla para cortar pan o similar. Eso me permite no solo que queden ligeramente machacados, sino que se les pueda retirar la piel fácilmente.
2. En una paellera echo el suficiente aceite como para cubrir el fondo. Lo pongo a calentar y echo los ajos para que se doren (hay que tener cuidado de que no se quemen porque adquirirían un sabor amargo).
3. Cuando los ajos están dorados echo encima toda la menestra. Además, en esta ocasión añadí dos tomates cortados en rodajas y un pimiento, en trozos. Voy removiendo de vez en cuando para que se vaya sofriendo la verdura. No hace falta freír mucho. De hecho, si lo preferís (o si tenéis prisa) os podéis ahorrar el proceso de la fritura (si decidís de antemano que no vais a hacerlo podéis usar menos aceite en el paso 2).
4. Echo el arroz. Para 4-6 personas (dependiendo que sean comilones o no) me basta medio kilo. Abro una bolsa de un kilo, aprieto con los dedos por la mitad de la bolsa y vierto la parte superior, es decir, medio kilo aproximadamente. Este arroz se puede sofreír también junto a la verdura (yo lo hago normalmente), cuidando de que no se queme, para lo cual hay que remover todo cada cierto tiempo. También se puede optar por no freírlo. Creo haber observado que, si está ligeramente frito, el proceso de cocción es más rápido.
6. Cubro todo el contenido con agua y añado una pastilla de caldo vegetal (desmenuzada es mejor) y también el laurel, la pimienta y el colorante o azafrán si es que he decidido agregar estos últimos, y sal adicional (el arroz es muy soso), y remuevo todo. Según mi experiencia, es conveniente incorporar bastante agua (incluso se puede echar bastante como para que la superficie quede un dedo por encima de los ingredientes, ya que el arroz la absorbe con gran facilidad).
Desde ese momento ya no se debería remover más si no se quiere correr el riesgo de obtener un “emplasto”. Aunque hay gustos para todos y habrá quien prefiera los granos de arroz pegados, a mí me gustan los granos sueltos, que se consiguen mejor si no se remueven. Durante la cocción, si se ve que nos vamos quedando sin agua y el arroz sigue duro, añadiremos más agua, y así hasta que esté a nuestro gusto. Si además se necesita sal, esta es mejor que vaya disuelta en el agua. En fin, es cuestión de probar y de ir ganando experiencia. Si el primer arroz no acaba de salir como se quería, seguro que el siguiente lo mejoramos.
