domingo, 10 diciembre 2023

Así fue la primera visita a España de Marie Curie, en 1919 (2)

Al azar

I. La Ciencia
II. Los fastos
III. Las conclusiones


II. Los fastos

Visita a Toledo

En los congresos científicos se suele programar medio día o un día entero de asueto para que los participantes “se relacionen” o intercambien opiniones científicas en un ambiente más personal y distendido. El primer Congreso Español de Medicina de 1919 no fue menos y organizó una visita a Toledo para los participantes. Por supuesto, Marie Curie no desaprovechó esta oportunidad de conocer la Ciudad de las Tres Culturas.

Según informó El Día (25/4/1919), a las 9 de la mañana del día 24, jueves, partía de la estación madrileña del Mediodía (actualmente Puerta de Atocha) un tren especial con 800 excursionistas a bordo, “entre los que destacaban su belleza numerosas señoritas que han acompañado y realzado numerosos actos de este Congreso”. El Sol del mismo día daba estos detalles: “El conroy se componía de 24 unidades, y no hay que decir que hasta las plataformas fueron ocupadas; tal era la aglomeración de viajeros”. Llegaron a las 10:40 a la “nueva y espléndida” estación de tren de Toledo, que precisamente se inauguró con aquel motivo. Fueron recibidos por las autoridades civiles y militares de la ciudad.

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Llegada de los congresistas a la nueva estación de tren de Toledo {El Día, 26/4/1919}

A las señoras Curie se les quisieron evitar estas molestias conduciéndolas a Toledo desde Madrid en automóvil (aunque, imaginando el estado de las carreteras en aquella época, no sabemos qué fue peor; en este sentido, decía El Sol: ”En carruajes que se hallaban con antelación preparados, subieron los excursionistas a la población, sufriendo las molestias del polvo, que hacía casi invisible el camino”).

 

En la emblemática plaza de Zocodover se juntaron los 800 excursionistas que venían en el tren con otros tantos que se habían desplazado por sus propios medios. Dijo El Sol que “mientras iban llegando los carruajes que subían de la estación a los congresistas, estos asaltaban los cafés para tomar un refrigerio”. (Aquel día se debió de formar una gran algazara en Toledo, ciudad que por entonces contaba con 25.000 almas.)

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Congresistas visitando la Casa del Greco en Toledo {El Día, 26/4/1919}

A cada visitante se le dio una tarjeta numerada para que se situara bajo alguno de los 10 carteles que pendían de las columnas de los soportales de la plaza, quedando constituidos así diez grupos, cada uno a cargo de un guía de la Sociedad Nacional de Turismo; estos ciceroni se habían coordinado para conducir a sus respectivas comitivas por distintas rutas de modo que no se interfirieran. A los excursionistas extranjeros se les facilitaron intérpretes.

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Grupo de congresistas en los “claustros de Santo Tomé” {El Día, 26/4/19}

Madame Curie y su hija Irène visitaron la Fábrica de Armas, institución que había contribuido significativamente a la Exposición de Medicina e Higieneque se celebró en Madrid paralelamente al Congreso.

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Marie Curie (señalada con un aspa) visitando junto a su hija la Fábrica de Armas de Toledo {ABC de Madrid, 26/04/1919}

Y después de visitar los monumentos, a las dos en punto, ¡todos a comer! 1.500 comensales se reunieron en el refectorio de alumnos de la Academia Militar, en El Alcázar, donde fueron servidos por los cadetes que quedaron allí (a la mayoría se los llevaron de maniobras). “Ocuparon la mesa presidencial el general gobernador, que tenía a su derecha a Mme. Curie, el alcalde de Toledo y el doctor Gómez Ocaña, y a su izquierda, a la señorita Curie, el coronel director de la Academia Militar y el doctor Aguilar, afortunado organizador de este Congreso” (El Sol, 25/4/1919).

Según El Día, repartidos en mesas de 12 cubiertos cada una, los comensales se zamparon este opíparo menú:

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Tan pantagruélico festín fue amenizado con música clásica internacional, quizá queriendo probar los médicos en propia carne si la musicoterapia facilita las digestiones.

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Los brindis

El Valdepeñas y los otros caldos generosamente regados auspició unos brindis muy calurosos, entusiastas y galantes. El Sol lo contó así:

Al destaparse el champaña, empezaron los brindis por el del Doctor Gómez Ocaña. “Sean mis primeras palabras de saludo –dijo–  a la noble, a la hospitalaria ciudad de Toledo. (…). En Toledo he pensado muchas veces, y ahora digo lo que dijo Sancho cuando iba al Toboso en busca de Dulcinea: que era esta el sol de la belleza y todos los cielos juntos (…). Brindo, pues, por Toledo, por el Ejército, por las damas y, singularmente, por la mujer sabia que nos preside”. A continuación hizo uso de la palabra el general gobernador. (…) Saludó al Rey, a madame Curie y a todos los congresistas que asistían al acto. Se levanta a hablar el alcalde de Toledo (…). Brinda por la reina de la Ciencia que se sienta a su lado. Cierra los brindis el doctor D. Florestán Aguilar. Dedica frases encomiásticas al Rey, patrono y protector del primer Congreso Nacional de Medicina…

Mientras los congresistas se hallaban reunidos en la plaza de Zocodover esperando los carruajes que les habían de conducir a la estación para volver a Madrid, desfiló antes ellos el batallón de alumnos de la Academia Militar a los acordes de un pasodoble. Dice El Sol: “Los congresistas aplaudieron entusiasmados la marcialidad de los futuros oficiales. Mme. y Mlle. Curie, así como otros turistas extranjeros, hicieron una ovación a nuestros soldados. Mme. Curie fue obsequiada con un magnífico ramo de flores por la Academia Militar”.

Cuando aquellos simpáticos matasanos llegaron a Madrid estaban eufóricos. Júzguese por esta pequeña crónica que apareció en El Día (26/4/1919) referida a ese médico español de talla mundial, premio Nobel de su especialidad, de cuya escasa participación en este congreso ya nos hemos extrañado:

Momentos del congreso – Jueves 24

El velador de Cajal

Son las ocho. Atardece. El tren especial del Congreso vuelca en los andenes del Mediodía a los excursionistas que regresan de Toledo. La Puerta de Atocha hierve de médicos alegres, bulliciosos, cascabeleros, que asaltan coches y tranvías, con algazara de carrera de Beneficencia.

En la acera, junto al velador de un “bar”, Cajal, solo, pensativo, descubierta la cabeza, bebe un vaso de fingido limón. Parece no enterarse de todo el ruido, de todo el reír chillador, de toda la algazara de romería que con el tren llegó.

Pero nosotros, a quienes tantos respeto inspira la ancianidad venerable del maestro, después de contemplarlo largo rato, sentimos la intuición de que el prodigioso histólogo seguramente cambiaría su gloria por aquella optimista mocedad del audaz congresista que gatea, alborotador, por el estribo del tranvía, mostrando en su mano, como trofeo, la caja de mazapán toledano.


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Más homenajes a Marie Curie

Lunes 21

Antes y después de los homenajes que le hicieron en Toledo, Marie Curie recibió otras muchas atenciones dignas de reyes. El lunes 21 fue recibida en el Palacio Real por el monarca. El Sol (22/4/1919) lo contaba así:

Invitados por el Rey, acudieron anoche a las diez, a Palacio, los señores y señoras congresistas de Medicina. Los salones del Real Alcázar se llenaron de congresistas.

A las diez y media, D. Alfonso, la reina María Cristina, la infanta doña Isabel y el infante D. Carlos, acompañados del séquito palatino, hicieron su aparición ante los invitados. […]

Habló el monarca con las personalidades más conocidas. Madame Curie conversó largo rato con el Rey. […]

El Rey manifestó gran entusiasmo para lograr que los americanos de nuestra lengua y nuestra raza tengan fácil oportunidad para hacer sus estudios médicos en España.

El número de señores concurrentes a la recepción palatina fue muy grande. En muchos grupos de señoras y caballeros se hablaba catalán.

La Ilustración española y americana del día 22 destacó que la fiesta que dio el Rey en su Palacio en honor de los congresistas y, en especial, de la invitada extraordinaria al congreso fue

la primera celebrada en los regios salones desde que comenzó la guerra [primera mundial]. El dolor y el pesar habían puesto sus colgaduras negras en el regio alcázar y en honor a la ciencia han sido quitadas. Nunca mejor ocasión. Particularmente ha recibido en Audiencia a madame Curié.

(Nótese que el periódico escribió “Curié”, y no fue la primera vez que lo hizo, así como otros. Esto hace pensar que en aquella época a la investigadora francesa la llamaban en España ma-dán-cu-ri-é.)

Martes 22

El martes fue el día en que Marie Curie pronunció su conferencia sobre el radio en el congreso de medicina ante la reina María Cristina. Por la noche le dieron un banquete en el hotel Palace. Asistieron 800 personas. Ocupó la presidencia el Dr. Gómez Ocaña (presidente también del Congreso), sentándose a sus costados las dos investigadoras francesas, Marie e Irène. “El ministro de Instrucción Pública se asoció al acto en nombre del Gobierno, ensalzando la figura de madame Curie y solicitando el esfuerzo de todos para convertir a España en una nación próspera y feliz” (La Época, 23/4/1919).

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Jueves 24

El jueves 24, a la vuelta de Toledo, el secretario general del congreso, el doctor Florestán Aguilar, recibió en su domicilio a médicos españoles y portugueses y, cómo no, Marie Curie y su hija. Según El Día,amenizaron el acto un sexteto y una orquesta de bandurrias y guitarras”. “Los concurrentes admiraron las interesantes obras de arte [de la casa de Aguilar, en la calle madrileña de Fernando VI] y fueron obsequiados con un espléndido buffet”. La fiesta terminó a primeras horas de la madrugada.

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Marie Curie y su hija (ambas de blanco) en el “té de honor” que les ofreció el doctor Aguilar (a la izquierda de Irène) {Foto Salazar – Mundo Gráfico, 30/4/1919}

 

 

Viernes 25

image_thumb60_thumbEl viernes fue el propio doctor Aguilar, presidente de la Sociedad Dental Española, quien recibió un homenaje. Fue a la una de la tarde en la sala de fiestas – restaurante – café bar Ideal Retiro, establecimiento de moda en aquellos tiempos.

Según La Época del día 25, el homenaje se le dio “por su acertada gestión como secretario general del Congreso”. Concurrieron más de mil personas “de las clases médicas”.

En la mesa presidencial, a ambos lados del agasajado, tomaron asiento célebres doctores del momento como Gimeno, Carracido, Cortezo y Codina. Asistieron muchas señoras, pero entre ellas no se encontraban las Curie (que nos conste).

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Banquete en Ideal Retiro en honor de Florestán Aguilar (de los tres hombres sentados, el del centro). {Foto: Salazar / Mundo Gráfico, 30/4/1919}

 

 

Marie Curie no asistió al homenaje al doctor Aguilar porque estaba comprometida con el doctor Calatayud para apadrinar la constitución de la Real Sociedad de Electrología y Radiología Médicas que este fundó. El acontecimiento tuvo lugar en la Academia de Medicina a las seis de la tarde y en el mismo se inauguró un curso de Radiología organizado por la Sociedad. Asistieron al acto destacadas personalidades científicas y académicas como el rector de la Universidad Central, el bioquímico José Rodríguez Carracido,

En la reunión se aprobaron estas conclusiones:

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Terminado el acto se dirigieron al hotel Ritz para darse un banquete. Según El Día del 26:

En la mesa presidencia, bellamente adornada con flores naturales, tomó asiento madame Curie. A su derecha se sentó el director de la Real Academia de Medicina, doctor Cortezo, y a la izquierda el doctor Calatayud, presidente de la Sociedad de Electrología y Radiología. A su lado estaba la señorita de Curie. Terminado el banquete, el doctor Calatayud muy brevemente ofreció el homenaje de admiración de los médicos españoles a madame Curie, quien contestó en francés, en brevísimas palabras, de cordial y sincera simpatía..

Gran Cruz de Alfonso XII

image_thumb56_thumbLos políticos estaban tan impresionados de la acogida y crédito que los científicos españoles otorgaban a Marie Curie que decidieron “subirse al carro” de los homenajes. Así, el viernes 25, en un pleno ordinario celebrado en el Ayuntamiento de Madrid, el teniente de alcalde José García-Cernuda Estrada-Nora, del Partido Maurista, propuso que el Concejo expresara “su satisfacción a la ilustre madame Curie” y pidió para ella la Gran Cruz de Alfonso XII, haciendo constar algo al parecer muy importante: que si le fuera concedida la condecoración el Ayuntamiento debería costear las insignias. Se aprobó por unanimidad. (El Día, 25/4/1919)

En realidad, la propuesta había partido del diario ABC de esa misma mañana, a la que inmediatamente se adhirieron varios periódicos. El vespertino La Acción (25/4/1919) lo hizo de este modo:

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(Se confirma que el (ridículo) costo económico de las insignias era un asunto delicado.)

El gobierno hizo caso a todos los peticionarios y el lunes de la semana siguiente se aprobó la concesión del galardón, según publicó La Correspondencia Militar del 28/4/1919:

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Bibliografía


I. La Ciencia
II. Los fastos
III. Las conclusiones

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