Daile Zhang, profesora adjunto de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Dakota del Norte, escribe en The conversation un interesante artículo sobre los peligros de la recolección en el Himalaya de un hongo que produce buenos beneficios a sus recolectores.
El Ophiocordyceps sinensis, conocido como «hongo de oruga» u «oro del Himalaya», es un hongo parásito que crece en las larvas de polillas en el altiplano Qinghai-Tibetano. Este hongo es altamente valorado en la medicina tradicional china por sus supuestos beneficios medicinales, llegando a alcanzar precios de hasta casi 120 euros por gramo en el mercado de hierbas medicinales.
El Ophiocordyceps sinensis infecta a las larvas de polillas durante el verano, cuando las esporas fúngicas penetran en el cuerpo de la oruga. A lo largo del invierno, el hongo consume gradualmente la larva desde el interior, transformándola en una cáscara momificada. Con la llegada de la primavera, el hongo desarrolla un cuerpo fructífero que emerge de la cabeza de la oruga, completando así su ciclo de vida.
Riesgos asociados a la recolección
La recolección de este preciado hongo se realiza principalmente durante la primavera y el verano, coincidiendo con la temporada de mayor actividad eléctrica en las montañas del altiplano Qinghai-Tibetano. Los recolectores, en su mayoría aldeanos locales, pasan semanas en terrenos montañosos a altitudes que superan los 5000 metros sobre el nivel del mar. A estas alturas, el clima es extremadamente variable y las tormentas eléctricas representan un peligro significativo. En la última década, se han registrado al menos 31 muertes y 58 lesiones relacionadas con rayos durante la recolección del hongo, según los anuarios de desastres meteorológicos de China y otras fuentes gubernamentales.
En mayo de 2022, siete aldeanos, incluido un niño, fallecieron debido a impactos de rayos mientras recolectaban el hongo. Al año siguiente, tres personas en Nepal resultaron heridas por rayos durante la recolección y tuvieron que ser rescatadas en helicóptero tras permanecer varios días varadas en las montañas. Estudios recientes indican que las tasas de mortalidad por rayos en las zonas de recolección, como los condados de Yushu y Garze en la provincia de Sichuan, son de 10 a 20 veces superiores al promedio nacional de China, comparables a las de las regiones más propensas a rayos en África.
Otros problemas
Además de la amenaza de los rayos, los recolectores se enfrentan habitualmente a otros peligros como granizo, lluvias intensas, vientos fuertes y fauna salvaje. La topografía compleja de la región hace que las condiciones meteorológicas sean altamente impredecibles. La falta de señal de telefonía móvil y otros medios de comunicación limita el acceso a alertas meteorológicas, aumentando la vulnerabilidad de los recolectores. En casos de accidentes, la asistencia médica puede tardar días en llegar debido al aislamiento de las áreas de recolección.
Motivaciones económicas
A pesar de los riesgos, la recolección del Ophiocordyceps sinensis representa una fuente vital de ingresos para las comunidades locales. En regiones remotas con oportunidades económicas limitadas, la venta de este hongo ofrece una oportunidad significativa para mejorar el sustento familiar. Sin embargo, esta dependencia económica obliga a los aldeanos a enfrentar peligros considerables durante la temporada de recolección.
Impacto ambiental y sostenibilidad
La creciente demanda y el alto valor comercial del hongo han llevado a prácticas de recolección intensivas, causando daños al frágil ecosistema montañoso. La sobreexplotación ha resultado en una disminución notable de las poblaciones silvestres del hongo, exacerbada por el cambio climático y las presiones antropogénicas. Investigaciones señalan que, de continuar las tendencias actuales, el Ophiocordyceps sinensis podría desaparecer en las próximas décadas.
Esfuerzos de conservación y soluciones
Para mitigar estos desafíos, se están explorando métodos de cultivo del hongo como alternativa a la recolección silvestre. Además, gobiernos de países como China, India, Nepal y Bután han implementado regulaciones para proteger la sostenibilidad del Ophiocordyceps sinensis. Sin embargo, abordar eficazmente estos problemas requiere enfrentar las desigualdades económicas y educativas en estas regiones remotas, proporcionando nuevas oportunidades que reduzcan la dependencia de la peligrosa recolección del «oro del Himalaya».

